La experiencia de Nagore Robles al bañarse en un pantano: “No podía respirar”
La televisiva cruzó la playa de la Virgen de la Nueva de un lado a otro, superando así uno de sus mayores miedos.
El miedo tiene tantas formas como figuras pueden imaginarse, dibujarse y hasta sentirse sin ser esbozadas. Y lo cierto es que uno no decide cuándo le asalta, en qué circunstancia y de qué manera. Sin embargo, sí que puede deducirse por lo que uno reconoce que le abruma; esto es lo que ha tenido que rondar la mente de Nagore Robles tras su excursión a la playa de la Virgen de la Nueva, en Madrid.
Así lo ha expresado la exconcursante de Gran Hermano a través de su perfil de Instagram, donde no ha tenido el menor reparo en hacer público el mal rato que pasó tras enfrentarse de tú a tú con uno de esos temores que uno tiene incrustado en la médula. “Ayer me enfrenté a otro de mis miedos, nadar en un pantano”, inició el relato de sus horrores.
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Decidió romper de golpe con espantos, pavores y pánicos y, para ello, atravesó de una punta a otra el pantano. “Tuve que cruzarlo de lado a lado y sentí pánico”, ha confesado. Semejante empresa, más por lo moral que por lo físico y respetando la exigencia física que supone tal reto acuático, arrastra una serie de consecuencias: “No podía respirar y me paralicé por completo”.
Su padre, un apoyo para superar el miedo
La figura de su padre se recortó en su cabeza como escudo ante la salpicadura, nunca mejor dicho, de las adversidades. “Recordaba cuántas veces mi padre me ha dicho que tenía que tener cuidado con las corrientes y las serpientes”, ha reconocido, expresando después que “llevar miedos ajenos contigo no ayuda”.
Ha sido su progenitor un apoyo fundamental en la vida de Robles, relación que, aunque no siempre ha sido fácil, tal y como admitió ella en una ocasión y también vía Instagram, siempre ha estado marcada por el esfuerzo que ambas partes han hecho para integrar el dúo familiar que ahora son.
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“Seguimos en construcción y muchas veces tenemos que separarnos para reencontrarnos en el momento idóneo, no vaya a ser que nuestros caracteres choquen como dos cabras montesas”, explicó aquella vez, importancia que viene a confirmarse, como todo lo que las palabras expresan, en la aparición de su rostro cuando uno siente miedo.
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