GASTRONOMÍA

Karlos Arguiñano, sobre el pan malo en los restaurantes: “Ya voy a la tienda de las chuches”

El cocinero critica duramente que existen muchos buenos locales donde descuidan un producto tan básico y rico como el pan.

Karlos Arguiñano, sobre el pan malo en los restaurantes: “Ya voy a la tienda de las chuches”

No hay rostro que mejor aúne cocina y televisión que el de Karlos Arguiñano. Su voz y sus manos llevan décadas enseñando a cocinar platos suculentos a través de formatos que preceden a la hora de la comida y que, de paso, abren el apetito. Su opinión es el vivo ejemplo de la voz de la autoridad y el saber de la experiencia culinaria. Por ello se valoran tanto sus consejos y recomendaciones. La última que ha dejado habla de un producto concreto, el pan, y de la poca importancia que se le da en algunos buenos restaurantes.

Ha sido en una entrevista para El txoko de Idoate. “Mi hijo Joseba hace pan. Le dije: ‘si no vas a hacer pan bueno, no hagas pan. Haz el mejor pan’. Porque el pan es igual de importante”, iniciaba el veterano cocinero, que extraía de esta pequeña reflexión una realidad muy extendida que él mismo ha visualizado con sus propios ojos.

“Yo pan chungo no como”

“Tener en una mano un tenedor y un trozo de pan en la otra. Es importantísimo un trozo de pan aquí. Un pan bueno, no cualquier pan. Y de pronto veo que la gente come cualquier pan”, explica, asociando el hábito de muchos locales a la falta de exigencia de sus clientes en un producto que considera vital. “Hay restaurantes buenos que te ponen un pan chungo. Yo no digo nunca nada, pero no lo como. Yo pan chungo no como”, sentencia, rotundo.

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Delicioso restaurante con sorpresas y anécdotas divertidas

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E iba todavía más allá. “No me jodas, es que has ido a un restaurante a comerte un buen pescado, una buena carne, una buena sopa, un buen marmitako, pues joder, dame un pan bueno”, se queja, e insiste en la sencillez de obtenerlo: “si es un trozo de pan, dámelo bueno”.

De hecho, y como lo que es rico debe pagarse, reitera que él, encantado, lo haría. “Luego me cobras, 1, 1′10 ó 0′80. Lo que quieras. Pero dame un trozo de pan bueno, no una cosa que es como una gominola. Para comprar gominolas ya voy a la tienda de las chuches”, cierra su crítica. Y luego pone el punto y final con una afirmación que ya había quedado clara: “con lo del pan tengo bronca, tengo bronca”.

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