Iñaki Urdangarin termina hoy su condena: así es su vida personal

Tendrán que pasar cinco años para que deje de tener antecedentes penales, pero Iñaki Urdangarin ya puede decir que es un hombre libre, tras ser condenado por la Audiencia de Palma a cinco años y diez meses por su implicación en el caso Nóos por malversación, prevaricación, fraude, delitos fiscales y tráfico de influencias.

Con 56 años, y divorciado de la infanta Cristina, hija del rey emérito Juan Carlos I, el vitoriano intenta rehacer su vida en su ciudad del País Vasco, en un piso cercano al de su madre, Claire Libaert, su fiel apoyo en estos últimos años, los más difíciles de su vida, tras triunfar como jugador de balonmano en el Barcelona (testigo que ha recogido uno de sus cuatro hijos, Pablo) y emparentar después con la familia real.

Un vínculo que terminó precisamente hace unos pocos meses, a finales de 2023, tras 26 años de matrimonio. Pese a que la hermana de Felipe VI apostó siempre por su relación e incluso se negó a divorciarse para tratar de que los problemas de él no la salpicasen a ella y a la institución, el punto de inflexión en su romance lo puso la publicación de unas imágenes de él en actitud cómplice y cariñosa con Ainhoa Armentia, de 43 años, a quien conoció trabajando en un bufete de abogados tras lograr la libertad condicional.

Al igual que ocurriera cuando conoció a la hija de Juan Carlos I, Urdangarin tuvo que finalizar su relación anterior para empezar una nueva, pero en este caso la ruptura fue pública y, en lugar de ganar privilegios, los ha perdido. Los exduques de Palma optaron por el divorcio notarial, pero casi con toda seguridad siempre representados por un apoderado, y sus hijos habrían tenido que dar su consentimiento para las medidas tomadas que afectasen a sus respectivas vidas.

Aunque se habría especulado durante mucho tiempo en diferentes medios acerca de si el exdeportista recibiría una pensión por parte de la hermana de Felipe VI, quien habría estado manteniendo a la familia desde que este dejase de trabajar en Telefónica hace más de diez años, según adelantaba ¡Hola! hace unas semanas esto no es así. De acuerdo con la información de la revista, llegaron a un acuerdo para que sus cuatro hijos (Juan, Pablo, Miguel e Irene) tengan cubiertos sus gastos comunes y también para que tengan “los dos las mismas oportunidades dada la enorme diferencia de ingresos entre ambos”.

Así, querrían asegurar que sus hijos siguiesen disfrutando de un estilo de vida acomodado, independientemente de con quién se encuentren, por lo que podrían seguir haciendo planes de vacaciones y viajes con su padre cuando estén juntos. Por ello no hay una cantidad fija, sino que irá en función de las necesidades de los jóvenes.

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Nueva vida en Vitoria

Así, el exdeportista, quien llegó a ingresar el 18 de junio de 2018 en la cárcel de mujeres de Brieva (Ávila) por se sentencia del caso Nóos, en la que permaneció hasta enero de 2021, tras conseguir después permisos para colaborar en dos centros, sin la protección de la Casa Real y sin la influencia que ese parentesco le otorgaba, debe ganarse ahora la vida y su entorno asegura que no pasa, precisamente, por una situación boyante.

De acuerdo con lo publicado recientemente por la revista Semana, el exduque de Palma trabaja en una pequeña constructora con sede en un polígono a las afueras de Vitoria, que es propiedad de un vecino de toda la vida de los Urdangarin, aunque la periodista Silvia Taulés, de Vanitatis, indica que este trabajo sería de Armentia, con quien cumple ya los dos años de relación, viviendo en un piso en la misma urbanización que su madre. Ella, asimismo, aporta también dos hijos de su matrimonio.

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