Un experto revela el truco para tomar café sin que te afecte de gran manera al sueño: “Sin hervir”
El especialista argentino Nicolás Artusi ha detallado a ‘Infobae’ las claves de esta bebida, revelando cómo puede tomar tanto sin abrazar un efecto desmedido.


Cuenta la leyenda que Kaldi, un pastor de cabras etíope del siglo IX, descubrió el remedio al sueño al observar que su rebaño se agitaba tras comer las extrañas bayas de un arbusto: quiso comprobar de primera mano los efectos de aquellos frutos y fue partícipe de la euforia repentina. Corrió a un monasterio y unos monjes le prepararon un brebaje que, de ahí en adelante, sería empleado por los clérigos para rezar durante largas jornadas sin parar. Kaldi no lo sabía, pero había inventado el café.
Más de un milenio después, el mundo parece no carburar sin las tazas que contienen dicha bebida: el motor de la mañana, el invocador del ave fénix vespertino. Sin embargo, su consumo abraza otros motivos, desde gastronómicos hasta sociales, y ya no se bebe únicamente para alejar el fantasma de la ensoñación. Para ello conviene conocer cómo ingerirlo sin que afecte sobremanera al horario mental de cada uno, que es lo que, de manera eficaz y directa, explica Nicolás Artusi, creador de contenido especializado en café que acumula más de 140.000 seguidores en Instagram.
“Cuanto menos agua, menos cafeína”
Escasos meses atrás, Artusi confesó a Infobae que consumía una altísima cantidad de café y que, a diferencia de lo que pudieran creer, dormía perfectamente. “No hay que ponerle agua, ¿no?“, tanteó el periodista con el que charlaba, a lo que él fue tajante: ”Está muy bien orientado, porque la cafeína, que es una droga psicoactiva, que es parte indisoluble del café, se activa con el agua".
Según el experto argentino, “a pesar de lo que nosotros podamos pensar, cuanto menos agua tenga un café, menos cafeína tiene”. En línea con estas palabras, “el ristretto, que nosotros creemos que es una patada de cafeína", en realidad, no tiene tanto efecto, mientras que el café americano, que se prepara con agua y presenta un sabor ligero, sí.
La ‘regla de las cuatro M’
No es el único consejo que da para lograr dicho objetivo. “El café hay que prepararlo con agua sin hervir. O sea, hasta 96 grados. Y se calcula que la temperatura óptima de servicio es de 68 grados”, explica, ahondando en que este dato, así como la técnica de preparación, se aplica de forma distinta según el país en el que uno se encuentre debido a la costumbre de cada sitio.
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Lo que sí se cumple en toda la geografía mundial es la ‘regla de las cuatro M’: materia prima, molienda, máquina y mano del barista. Si cada uno de estos ángulos aporta calidad, el cuadrado será ejemplar: “Eso hace que uno pueda disfrutar de este ritual de una manera mucho más sofisticada y completa”. Así es en la Patagonia y en el Perú, en el Viejo Continente y en Nueva Zelanda. Y así lleva siendo desde los tiempos de Kaldi.
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