Sara Marín, médica, revela si congelar pan realmente es sano: “Le harás un favor a tu microbioma”
Congelar el pan no es solo una cuestión de comodidad, sino también una práctica inteligente que permite ahorrar, organizarse mejor y evitar el desperdicio.


Congelar el pan se ha convertido en una costumbre muy extendida en los hogares. Ya sea por comodidad, para evitar el desperdicio o como estrategia de ahorro, esta práctica responde a una necesidad muy concreta: conservar el pan fresco por más tiempo sin que pierda su sabor ni su textura.
En un contexto donde los horarios apretados, las compras semanales y el alza en los precios de los alimentos son parte de la rutina diaria, congelar el pan surge como una solución sencilla y eficaz. Muchas familias optan por comprar pan en mayor cantidad —en panaderías, supermercados o incluso hacerlo en casa— y conservarlo en el congelador para disponer de él cuando lo necesiten.
Este hábito evita tener que acudir a la panadería cada día y reduce significativamente el riesgo de que el pan se endurezca o se ponga en mal estado. A diferencia de otros alimentos, el pan es bastante agradecido con el proceso de congelación, tal como revela la especialista en microbioma Sara Marín: “Cuando congelas pan y sacas una rebanada del congelador para ponerla en la sartén o la tostadora, una gran parte de los carbohidratos del pan se convierten en fibras prebióticas”.
Según la doctora, este tipo de pan “provoca un aumento más lento de los niveles de glucosa en sangre, es más fácil de digerir y causa menos inflamación y flatulencia”, ya que en el proceso de congelación y recalentamiento del pan de forma el almidón resistente, que en el intestino grueso crea un caldo de cultivo para las bacterias beneficiosas.
“Es el alimento favorito de tu microbioma, que convierte esta fibra en una sustancia esencial: el butirato. Esto, a su vez, reduce la inflamación, incluso en el sistema nervioso, regula el sistema inmunitario y reduce la permeabilidad intestinal”, añade Marín.
Cómo congelar y descongelar el pan
Los expertos señalan que es importante congelar el pan en una bolsa hermética o film transparente para evitar que absorba la humedad y los olores del congelador. También habría que hacerlo lo antes posible, preferiblemente el mismo día de la compra o preparación. Y, si es posible, en porciones o rebanadas, para facilitar su descongelación según las necesidades diarias.
Noticias relacionadas
Y a la hora de descongelar, aunque muchas personas se decantan por dejarlo a temperatura ambiente, Sara Marín apunta que es preferible calentar las rebanadas en una sartén o en el tostador, ya que es beneficioso para aquellas personas con digestión difícil y para los que buscan controlar los niveles de azúcar en sangre.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí

