Alimentación

Cuidado si guardas estos alimentos en la nevera: podrías correr riesgo de intoxicación sin saberlo

Mantener los alimentos en el frigorífico hace que las bacterias ralenticen su crecimiento, pero no lo frena, porque lo que no es del todo seguro.

Los malos olores pueden apoderarse del refrigerador debido a la humedad. No obstante, existe un truco infalible que puede acabar con este problema.
Foto: Pexels
Marta Rodríguez Peleteiro
Su trayectoria en Prisa comenzó en AS, en 2006, en la sección de Cierre. Posteriormente asumió la coordinación de la revista AS Color y la redacción de los blogs Match Point y Erratas de Campo. En 2017 pasó a formar parte de PrisaNoticias, en el control de producción de El País y AS, y volvió a AS a finales de 2022, como redactora de Tikitakas.
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Guardar alimentos en la nevera parece una medida segura para conservarlos frescos y evitar que se descompongan rápidamente. Sin embargo, meter la comida en el refrigerador no es garantía de que los alimentos vayan a poder consumirse mucho tiempo después, ya que este proceso no es del todo seguro.

Y es que el principio por el que metemos algunos productos dentro de la nevera tiene que ver con que el frío ralentiza el proceso de crecimiento y proliferación de algunas bacterias, pero hay que tener en cuenta que solo lo hace más lento, no lo frena.

Así, aunque guardar alimentos en la nevera es una práctica clave para prolongar su vida útil, no significa que puedan conservarse indefinidamente. Respetar los tiempos de almacenamiento recomendados y revisar regularmente el estado de los alimentos es vital para evitar intoxicaciones silenciosas que pueden afectar a toda la familia. La mejor prevención siempre será consumir productos frescos y desechar aquellos que hayan superado su tiempo seguro en frío.

Los alimentos y sus tiempos

Por ejemplo, alimentos como carnes crudas, pescados y mariscos deben consumirse o congelarse dentro de un par de días después de comprarlos; si se mantienen más tiempo en la nevera, pueden desarrollar bacterias peligrosas como Listeria o Salmonella. Los embutidos y quesos blandos, por su parte, también tienen una vida útil limitada, y cuando se pasan, pueden albergar mohos y bacterias que liberan toxinas dañinas.

La tortilla que no está muy cuajada no debería estar más de un día dentro del frigorífico. Y los huevos duros, dos-tres días si están ya pelados. Las croquetas, nunca más de tres días, por culpa de la bechamel. Y la carne de ave, como el caso de pollo, ha de consumirse en uno o dos días porque es propensa a la batería Campylobacter. En el mismo día, además, debería tomarse también la ensaladilla rusa.

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Y las sobras de comida cocinada, si bien se conservan mejor en frío, suelen ser un riesgo si se dejan más de tres o cuatro días, ya que el crecimiento bacteriano puede alcanzar niveles inseguros.

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