Estilo de vida

Una mujer que “odiaba hacer ejercicio” pierde más de 60 kilos gracias a este sencillo cambio en su rutina

La joven australiana, quien correrá este año la maratón de Chicago, decidió modificar sus hábitos tras un paseo con su familia que terminó en calambres.

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Con apenas 23 años, Amrinder Kaur Chawla, conocida como Niki, vivió un punto de inflexión en su cómoda vida, en la que odiaba hacer ejercicio y pesaba 123 kg, para bajar 60 kilos y convertirse en una persona nueva. La clave para este cambio: caminar, tal como ella misma revela.

“Odiaba caminar. Odiaba hacer ejercicio. Incluso conducía hasta el supermercado local, que estaba a solo 300 metros de mi casa”, explica en Stuff esta joven que ha perdido la mitad de su peso y este año incluso participará en la maratón de Chicago en octubre a sus 27 años representando a Nueva Zelanda.

El punto de inflexión para en su viaje hacia la pérdida de peso y unos nuevos hábitos más saludables llegó tras una excursión con algunos miembros mayores de su familia por Queenstown. “Fueron mi tío y mi tía quienes me inspiraron, con quienes me encontré durante un viaje a Queenstown. Tenían más de 60 años y estaban haciendo grandes caminatas. Yo no podía ni caminar cuatro kilómetros. Hice una caminata de cuatro kilómetros y tenía calambres muy fuertes en las piernas. Ese fue mi punto de inflexión”.

Tal fue el impacto que decidió ponerse en forma: “Creo que el confinamiento fue una bendición disfrazada porque me dio un par de meses para desaparecer por completo y hacer lo mío”. Pero no fue sencillo: “Lloraba cuando caminaba un kilómetro. Me dolían las espinillas. Era muy difícil porque nunca me había gustado hacer ejercicio. Nunca lo había disfrutado. Pero, después del entrenamiento, conservé la sensación de haber logrado algo y de tener más energía. Y me hizo sentir bien”.

La alimentación

Sin embargo, no solo caminar fue clave para sentirse mejor, también tuvo que hacer modificaciones en su forma de alimentarse, especialmente en lo relativo a la conocida como hambre emocional, ese momento en el que los individuos comen obedeciendo a una compulsión, no por necesidad real de ingerir alimento

“Solía comer mucho por estrés. Me compraba una hamburguesa, una pizza o mis pasteles favoritos para sentirme mejor. Una vez que comencé a hacer ejercicio, comencé a fortalecerme mentalmente y aprendí a lidiar con mis problemas, en lugar de correr a la cadena de comida rápida más cercana para comer algo”, cuenta.

“Me enamoré de caminar. Hice mi propio entrenamiento de fuerza. Seis meses después, pasé de ser alguien que nunca caminaba 200 metros a caminar unos 10 kilómetros todos los días”, añade. “En 2022, tenía miedo de recuperar todo el peso perdido o de volver a caer en mis viejos hábitos. Me saltaba comidas o solo comía fruta o una barra de proteínas como alternativa a una alimentación adecuada, y luego comí, ya que mis niveles de energía habían bajado. Para mí, hacerlo todo por mi cuenta lo hizo más sostenible. Seguí viviendo y comiendo comidas que me hacían sentir bien.

“En la primera etapa [seis meses], perdí 30 kg y me tomé un descanso del déficit de calorías. Me dediqué a mantener el peso. Cuando haces un gran corte, tienes que aprender a mantener el peso. Ahora estoy en mi peso ideal”, explica, y lanza una recomendación: “Es lo más terapéutico que puedes hacer. Empieza con diez minutos y de repente se convertirán en 40 minutos y una hora. Pronto te enamorarás de caminar y se convertirá en tu terapia. Es la forma más fácil y gratuita de hacer ejercicio”.

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