Cristina Pedroche estalla en redes sociales: “Cuanto más me abro, más odio recibo”

Las interacciones en el Instagram de Cristina Pedroche se miden en la escala Richter en tanto que cada publicación lleva consigo un sismo en redes sociales que, de vez en cuando, trasciende la pantalla. Esta respuesta, que tiene más de sociológica que de geológica, se explica con los más de tres millones de seguidores que acumula la vallecana en el perfil de la citada plataforma. Y cansada de tanto terremoto, Pedroche se ha pronunciado.

El revuelo comenzó con una fotografía en la que la televisiva posaba con un vestido crochet blanco. “No entiendes la vida hasta que crece dentro de ti”, dejaba por escrito. Las críticas por parte de aquellas personas que disparan y luego preguntan no tardó en llegar. Y fue tan masiva que obligó a Pedroche a matizar en el pie de fotografía: “Es una frase de un libro que me ha hecho reflexionar. A mí y sólo a mí”.

“Tengo la sensación de que todo lo hago mal en redes”

Pero no quedaba ahí el asunto. La colaboradora de Zapeando compartió la publicación en sus stories añadiendo que “aun así entiendo poco”. De poco sirvió. Los comentarios seguían apilándose y, ante las palabras de un usuario, cuyo pensamiento era el generalizado por parte del sector de la grada digital que se había puesto por objetivo convertir el perfil de la vallecana en una nube negra donde descargar su odio —”las que no lo somos no tenemos ni idea, ¿no?”, escribió—, reventó con una densa respuesta que reflejaba su hartazgo.

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“¿En serio? Por favor, no llevéis todo a lo personal”, iniciaba el texto. Luego lamentaba la situación que, considera, atraviesa como personaje público: “Está claro que diga lo que diga y ponga lo que ponga, siempre habrá alguien que se ofenda. Tengo la sensación de que todo lo hago mal en redes”.

Volvía a insistir en la matización que había agregado en un primerísimo instante: “Es una frase que he leído en un libro y me ha hecho reflexionar y en el story he puesto ‘y aún así entiendo poco’”. Con esta declaración, la madrileña pedía “un poco de cariño y empatía”; y lo hacía “por favor”.

Está harta de esa nube, de la escala Richter y de la inmensa lupa que siente sobre ella con cada paso que da. “Da igual cuantas veces diga que estoy mal, cuanto más me muestro y más me abro más odio recibo”, sentencia.