Antonio Banderas recuerda su ataque al corazón como “una de las mejores cosas” que le han pasado

El 26 de enero de 2017 es una fecha que jamás olvidará Antonio Banderas. Ese día comenzó a sufrir dolores en el pecho mientras hacía ejercicio y tuvo que ser trasladado al hospital para recibir un duro diagnóstico: había sufrido un ataque al corazón. “Ha sido un ataque benigno que no ha ido a más y ahora mismo estoy en periodo de recuperación”, declaró el malagueño unas semanas después insistiendo en que “es algo que le pasa todos los días a mucha gente”. En ese momento fue un susto, pero también fue una señal para cambiar ciertos aspectos de su vida con los que estaba equivocado.

Así lo ha asegurado ahora, casi seis años después, en una entrevista con el portal estadounidense PageSix: “Me di cuenta de que probablemente fue una de las mejores cosas que me han pasado en la vida, porque las cosas que no eran importantes y por las que me preocupaba cada día carecían de sentido”, confesó. “Me dije: ¿por qué me preocupo por eso si voy a morir? Siempre supe que iba a morir, pero ahora lo sé. Lo he visto aquí mismo”. Así confirmó que lo importante era su hija Stella, su familia, sus amigos y su “vocación de actor”, por lo que empezó a alejar de su mente “cosas que antes creía importantes pero que en realidad no lo eran”.

El nominado al Óscar a mejor actor por ‘Dolor y gloria’ padecía una arritmia desde mucho antes de sufrir el ataque al corazón y aseguró en el pasado que le había dado “una paliza importante a la patata en los últimos 37 años”, declarándose incluso como un “adicto al trabajo”. Tras su percance, al que restó gravedad, los médicos decidieron ponerle tres stents en la arteria coronaria.

Nicole Kimpel, clave

Por suerte para Antonio Banderas, su novia, Nicole Kimpel, se encontraba con él cuando sufrió el infarto. De hecho, el malagueño ha tenido buenas palabras para ella asegurando que le salvó la vida: “Mi novia tenía dolor de cabeza y no teníamos nada en la casa, así que salió para comprar algo, un analgésico o lo que fuera. Compró esta aspirina, que es lo único que encontró, y creo que era el comprimido máximo, cinco miligramos”, contó hace tres años. Al día siguiente de eso que narraba, llegó el ataque al corazón: “Yo sabía claramente lo que me estaba pasando, y ella me metió una de esas aspirinas dentro de la lengua y me salvó la vida”.