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LaMelo Ball presume de imperio y de su reloj de 226 diamantes

El jugador de Charlotte Hornets, la franquicia de Micahel Jordan, es una de las mayores promesas del baloncesto en la actualidad y las marcas se lo rifan.

LaMelo Ball ya es un reclamo publicitario.

Probablemente, LaMelo Ball está llamado a ser uno de los jugadores de baloncesto más importantes en la próxima década. Con solo 20 años y en el transcurso de su segunda temporada como profesional, el joven jugador de los Charlotte Hornets ya ha superado algunos registros de precocidad y tiene ante sí un futuro brillante. The sky is the limit, que suelen decir en Estados Unidos.

Con este panorama, las marcas se rifan al jugador y el mismo es consciente de su tirón. En 2020 lanzó su propia línea de ropa -LaFrancé- y ha firmado un lucrativo contrato con Puma por valor de 100 millones de dólares. Su última apuesta ha sido asociarse con la firma de relojes hongkonesa Memorigin que ha sacado al mercado dos propuestas inspiradas en la joven estrella.

Uno de los relojes en cuestión está decorado con 226 diamantes y su precio ronda los 18.000 euros. La otra versión, más modesta, costará alrededor de 6.000 euros. Y ambas están personalizadas con una temática que recuerda al jugador ya que en la esfera se representan los dos tatuajes más icónicos de Ball, ‘Fear’ y ‘God’, y su imagen también está presente.

De igual forma, el modelo se llama ‘Melofaith’, nomenclatura que está basada en las fuertes creencias religiosas de LaMelo Ball, que también se pueden percibir en el logotipo de su marca personal, con alas y aureola.

Así pues, el pequeño de los Ball, que ya presume de impresionantes deportivos fruto de sus beneficiosos acuerdos, sigue construyendo un imperio a su alrededor que crece al mismo ritmo que sus prestaciones sobre la cancha de baloncesto.

De momento, su incipiente fortuna se debe más a sus negocios y patrocinios que a su salario como jugador ya que el contrato que firmó como rookie asciende a unos 35 millones de dólares por cuatro temporadas, pero en el horizonte se vislumbran propuestas mucho más jugosas.