Max Verstappen: el lujoso tren de vida del nuevo rey de la Fórmula 1
El piloto neerlandés, flamante campeón de la categoría reina del automovilismo, tiene un lucrativo contrato que le permite vivir en Mónaco y hasta poseer un jet privado.
No es el piloto mejor pagado de la parrilla, pero sus méritos hacen presuponer que no tardará mucho en serlo. Max Verstappen, a sus 24 años, está viviendo un momento muy dulce en su carrera deportiva ya que se acaba de proclamar campeón mundial de Fórmula 1 tras una agónica última carrera en la que se impuso en in extremis a Lewis Hamilton no exenta de polémica.
En cualquier caso, el neerlandés, que mantiene una relación con Kelly Piquet, hija de Nelson Piquet, histórico piloto brasileño, disfruta de una vida acomodada repleta de lujos gracias a un salario que este año le puede reportar hasta 36 millones de euros con los objetivos estipulados en su contrato con Red Bull.
Verstappen, al que se le presume una fortuna que supera los 50 millones de euros, vive en un exclusivo apartamento en Mónaco valorado en 15 millones, aunque en régimen de alquiler, en el mismo edifico que otros pilotos como Felipe Massa y Daniel Ricciardo. Y es que el principado se caracteriza por ofrecer a aquellos residentes que cumplan unos requisitos unas ventajas fiscales muy golosas para las grandes fortunas.
Además, dispone de una impresionante colección de vehículos en la que destacan varios Aston Martin y a la que pronto se unirá un nuevo modelo de la marca, el Valkyrie, valorado en más de dos millones de euros. Evidentemente, Verstappen también conduce coches de la marca Honda, fabricante que suministra los motores a su escudería.
De igual forma, se le ha podido ver disfrutar de embarcaciones deportivas o de una moto de agua personalizada con los colores de Red Bull y su dorsal, el 33, que abandonará la temporada que viene.
Por si fuera poco, el flamante nuevo campeón de la Fórmula 1 cuenta entre sus pertenencias con un Falcon-900EX, un jet privado que adquirió de segunda mano el año pasado por la nada despreciable cantidad de 14 millones de euros -más un millón anual en mantenimiento- que pertenecía al magnate Richard Branson, propietario de Virgin.