Lotería de Navidad 2019: ¿por qué llevan cuadros religiosos los décimos?
Desde el año 1960 se selecciona una obra religiosa con el objetivo de propagar la cultura relacionada con la religión católica.
Desde el año 1960, los décimos de lotería llevan impresos en el boleto cuadros de pintores de gran renombre y de gran importancia en la historia del arte. Además, se selecciona una obra con motivo religioso con el fin de propagar la cultura relacionada con la religión católica.
Esta tradición que ya lleva en pie casi 60 años también se ha seguido en otros sorteos, aunque se utilizan obras con escenas artísticas, literarias, científicas o deportivas de interés, pero los de la lotería de Navidad siempre deben de ir ilustradas con representaciones de cuadros estrictamente religiosos.
Durante todos estos años han pasado por los décimos de lotería cuadros de pintores ilustres como Goya, Fortuny, el Greco, Velázquez o Zurbarán, siendo Bartolomé Esteban Murillo el único que ha repetido en todo este tiempo y además con quien se inició la tradición. El sorteo del niño correspondiente al 6 de enero, también adoptó esta tradición, pero con la representación de obras artísticas referidas a la Pascua.
“La Virgen De la Rosa”
Este año el cuadro elegido para ilustrar los décimos de lotería corresponde al “La Virgen De la Rosa”, también conocido como la “Sagrada Familia con San Juanito”, del famoso pintor Rafael. Es una obra del Renacimiento y data aproximadamente de 1520. La obra pictórica muestra una Sagrada Familia con el Niño Jesús en brazos de la Virgen María y donde también aparece San Juan Bautista de niño. Además, se trata de una de las composiciones más divulgadas y conocidas de Rafael.
El nombre del cuadro nace de la rosa que aparece en la parte inferior del lienzo y estos dos elementos fueron añadidos, probablemente, en la primera mitad del siglo XIX, cuando la tabla se traspasó a lienzo durante su traslado a París, durante la Guerra de Independencia. Durante mucho tiempo se consideró que había sido pintada sobre lienzo, pero los últimos exámenes llevados a cabos por el Museo del Prado lo desmintieron por completo.