La historia de Mike Tyson y su tigresa: "le desgarró el brazo a uno"
El exboxeador tuvo como mascota durante más de quince años a este felino llamado Kenya, pero al envejecer, el animal fue perdiendo la cabeza.
Tener una cuenta bancaria poblada de millones permite dar alas a la imaginación de una forma que el común de los mortales no puede permitirse hacer (o sí, pero con pocas probabilidades de ver su fantasía hecha realidad). Son muchas las celebrities a las que sus fortunas han dado rienda suelta a que llevaran a cabo caprichos de todo tipo. Pero en cuanto a extravagancias exclusivas se refiere, la leyenda del boxeo Mike Tyson parece llevarse la palma.
Y es que el estadounidense nunca se ha cortado a la hora de hacer ostentación de las posibilidades de su riqueza, y lo cierto es que algunas de sus inversiones han sido bastante poco ortodoxas, como es el caso del rancho de marihuana que posee en California (este verano, el exboxeador llegó a confesar que se fumaba 40.000 dólares mensuales de esta droga). Y en lo que a mascotas se refiere, Tyson no iba a quedarse atrás: durante más de una década y media, sus animales de compañía fueron varios tigres de bengala.
En 2017, en una entrevista con el podcast The Joe Rogan Experience, el excampeón mundial de pesos pesados narró la historia de cómo se hizo con estos felinos. El episodio se remonta a su estancia en la cárcel, donde ingresó en 1992. Y en aquella época, Tyson mantuvo una conversación con su "traficante de coches", que fue el que le contó que podía intercambiar vehículos de lujo por animales salvajes, desde pumas o leones a tigres. Y la respuesta del exboxeador a esta información fue la siguiente: "era un tío joven, así que me dije a mí mismo, 'guau, eso sería muy guay. Consígueme varios cachorros, tío'".
Con este sueño hecho realidad, el exboxeador se gastó una verdadera fortuna en el mantenimiento de estos animales (unos 4000 dólares, más de 3500 euros), y este mismo año, en otra entrevista con 'GQ' habló de su especial relación con uno de ellos, una tigresa de Bengala blanca llamada Kenya. "Pesaba alrededor de 550 libras (en torno a 250 kilos), y yo sentía mucho afecto por ella. Dormía con ella, la mantenía dentro de mi habitación", explicó el exdeportista.
Sin embargo, el final de su 'amistad' con la tigresa no fue precisamente feliz. Y es que, finalmente, el exboxeador se vio obligado a renunciar a su mascota, 16 años después de adquirirla. "Había envejecido mucho y tuve que desprenderme de ella cuando sus ojos y su cabeza comenzaron a empeorar". Una declaración, que de forma casual, Tyson completó con el siguiente comentario: "oh, y le desgarró el brazo a uno".
Por otro lado, los tigres no han sido los únicos animales de los que el exboxeador ha sido confeso fanático. Desde bien pequeño, al estadounidense le fascinaron las palomas y cuando ya era adulto, se construyó una pajarería en su casa en la que cría junto a su familia a decenas de ellas. De hecho, Tyson ha llegado a asegurar que puede reconocerlas individualmente con solo una ojeada.