Laika, la perra condenada a hacer historia
Se cumplen 60 años del lanzamiento del Sputnik 2 que convirtió al animal en el primer ser vivo en orbitar alrededor de la Tierra.
El 3 de noviembre de 1957, la URSS protagonizaba un hecho histórico que marcó el inicio de la carrera espacial en la que se embarcarían la unión de repúblicas y Estados Unidos en lo que Nikita Kruschev bautizó como la "competencia pacífica con el capitalismo". Ese mismo día una pequeña perra de tres años fue condenada a entrar en la historia montada a bordo del Sputnik 2.
Laika se convirtió en el primer ser vivo en orbitar alrededor de la Tierra en un viaje que se sabía sin retorno. La perra callejera fue elegida para la muerte por los servicios de la URSS tras ser sometida a entrenamientos con otros dos perros. La tecnología soviética trataba de probar la posibilidad de los seres vivos de sobrevivir en un vuelo espacial en una misión que cogió especial interés después de que Estados Unidos y el resto del mundo vieran con asombro la capacidad rusa de poner en órbita el Sputnik 1, lanzado el 4 de octubre de ese mismo año.
Conscientes de la repercusión mundial, los soviéticos convirtieron a Laika en una heroína nacional con la que hacer propaganda de sus posibilidades como potencia. El animal fue introducido en el pequeño satétite que sería lanzado desde Baikonur, en Kazajistán. Sputnik 2 contaba con un espacio muy reducido en el que Laika apenas podía moverse.
Una muerte asegurada
En la carrera por pasar a la historia poco importó la vida de Laika. Los científicos que crearon Sputnik 2 no hicieron al satélite recuperable por lo que la muerte de su pasajera era un hecho. Lo histórico de la misión y la propia imagen propagandística de Laika se impusieron al interés por su vida y los hechos de cómo se produjo su muerte fueron controvertidos y poco claros durante décadas.
Después de asegurarse que la perra había logrado sobrevivir al viaje durante días, quedando sin oxígeno en la sexta jornada de misión, lo cierto es que los investigadores dejaron de tener datos vitales de Laika cinco horas después del despegue. La perra murió horas después debido al sobrecalentamiento de la nave, que no tenía incorporadas un sistema válido de control térmico.
La misión del Sputnik 2 fortaleció la imagen de la URSS en cuanto a su tecnología y desencadenó la reacción de Estados Unidos, que comenzó entonces a agilizar y apostar por su agencia espacial en una lucha tecnológica que acabaría ganando el país norteamericano en 1973 con la llegada del hombre a la Luna.