Carlos Alcaraz y su lucha contra las desconexiones crónicas

Carlos Alcaraz se enfrenta en la madrugada del martes al miércoles (no antes de las 03:00 horas, Eurosport), en la segunda ronda del Open de Australia, al japonés Yoshihito Nishioka (29 años y 65º del mundo), un rival al que venció en el Masters 1.000 de París 2022 en su único duelo hasta la fecha. En la mente del español, que competirá otra vez en la Margaret Court Arena, al margen de ejecutar su nueva mecánica de saque con más naturalidad que en su debut contra el kazajo Alexander Shevchenko, está el firme propósito de luchar contra las desconexiones crónicas que le han dado algunos quebraderos de cabeza en su aún corta carrera. Le pasó el lunes, cuando estuvo a punto de perder el segundo set (restó con un 5-4 en contra).

“Fue un momento de desconexión, sin duda”, reconoció a los enviados especiales de los medios españoles, entre ellos AS. “Es normal para el primer partido del año. Vamos a intentar que no vuelva a suceder o que si sucede sea menos, menos juegos o menos tiempo. Y vamos a ver, es algo en lo que estamos trabajando y yo creo que empezar la temporada nunca es fácil y se mejorará”, alegó el murciano de 21 años.

El caso es que tiene frecuentes caídas de concentración, que solventa, en la mayoría de las ocasiones, por calidad, arrojo y superioridad sobre sus rivales. Sin ir más lejos, la temporada pasada le ocurrió en el US Open contra el australiano Li Tu en la primera ronda, se fue del partido en la segunda manga. “He cometido muchos fallos. Estaba un poco nervioso y él aumentó su nivel. Yo cometí muchos errores que no tocaban. Son cosas que tengo que ir mejorando”, dijo entonces. Unas semanas antes, en Wimbledon, le ocurrió ante el francés Ugo Humbert, a quien venció con sufrimiento en octavos. “Siguen estando, obviamente. Una cosa son las desconexiones y otra cosa es no lucharlo. Obviamente, es una de las grandes cosas que tengo que mejorar. Yo intento siempre luchar por cada juego, cada punto”, advirtió después de ese encuentro.

Saque, coaching y orden

En la terapia para deshacerse de ese mal que le acecha de manera intermitente, puede jugar un papel el asunto de coaching en pista, estrenado este curso en Melbourne. Su entrenador, Juan Carlos Ferrero, puede darle instrucciones y animarle de cerca y a Carlos le gusta. “La verdad es que muy bien. Yo me temía tener la sensación de que era como muy intrusivo. De que estaban muy metidos en la cancha. De que a lo mejor en la línea de saque me iba a molestar en cierta manera. Pero la verdad es que ningún problema. Todo genial y me gusta mucho”, admite.

Por el contrario, está enfrascado en mejorar su servicio, ahora sin paradas en el movimiento. “En los entrenamientos quizás se hace todo un poquito más sencillo, que luego en la competición y en los partidos. Todo lo nuevo siempre cuesta un poquito al principio y conforme vayan pasando los días, espero y yo creo que va a ir a mejor. Vamos a intentar entrenarlo y cogerlo más natural. Ahora estoy pensando mucho en el lanzamiento, en el movimiento, en el ritmo y son muchas cosas que me vienen a la cabeza antes de sacar y es algo que lo voy a hacer ya natural en los próximos días”, promete.

Otra cosa que le ayuda a concentrarse es el orden. Y se ve en la colocación de las botellas cuando se sienta en el banquillo durante los partidos. “No es un tic como tal. Les doy la vuelta por un tema de marcas, porque no es la mía. Pero lo que me gusta es intentar siempre tenerlas un poco alineadas. No tanto como Rafa, que las tenía que dejar perfectas. Pero intento siempre tenerlas un poco alineadas y que no estén desordenadas. Si antes me llamaban ‘mini-Rafa’, ahora ya con eso, ni te cuento. Apaga y vámonos”.

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