Ruud destierra a Djokovic en Montecarlo

Casper Ruud podrá contarle algún día a sus hijos y nietos, si es que los tiene, que una vez ganó a uno de los mejores jugadores de la historia, el mejor en cuanto a títulos de Grand Slam y poseedor de un buen montón de récords en el tenis: Novak Djokovic. El noruego, de 25 años y 10º del ranking, que no había logrado rascar ni un solo set en sus cinco anteriores enfrentamientos con el serbio, incluida la final de Roland Garros en 2023, le superó por 6-4, 1-6 y 6-4 en 2h17. Con paciencia y mucha personalidad, Ruud logró la mayor victoria de su carrera y se quitó la espina de su negativa marca de 0-11 contra jugadores del Top-3.

El domingo (15:00, Movistar+) jugará contra Stefanos Tsitsipas su segunda final de Masters 1.000 (en 2022 perdió, ante Carlos Alcaraz, la de Miami), primera sobre una tierra batida que domina como nadie. Desde el inicio de 2020 tiene mejores números en esa superficie que el mismísimo Rafa Nadal. De hecho, son los más destacados de todo el circuito: 98 victorias, 14 finales y nueve títulos. Si bien es verdad que le falta refrendarlo con un trofeo de primer nivel, que podría obtener ahora, con permiso del griego, doble campeón (2021 y 2022) del torneo monegasco.

Ruud, primer tenista de su país que logra ganar a un número uno del mundo (nadie lo había logrado en Montecarlo), hizo lo que otros muchos no han sido capaces de hacer, abatir a Djokovic cuando parecía que sel serbio tenía controlado el encuentro, después de ganar el segundo set por 6-1 e igualar el marcador en el tercero tras empezarlo con un 0-3. Todas las señales apuntaban a un triunfo del balcánico de 36 años por intimidación y derribo. Pero Casper se puso duro, consistente, minimizó los errores no forzados hasta el punto de cometer menos que uno de los tenistas más seguros de la gira (24-32) y cerró la gesta al resto, a lo grande por mucho que Djokovic se entregara finalmente con una doble falta.

Decepción y orgullo

“Estoy decepcionado por perder un partido como este. Estuve cerca. Casper jugó muy bien, especialmente al comienzo del primer set y del tercero también. Tuve mis oportunidades, pero el último juego no fue muy bueno, con errores no forzados y él, sólido hasta el último tiro. Mereció ganar. Mi tenis fue de altibajos. Lo positivo es que logré recuperarme después de perder el primer set y encontrar la fuerza en el juego”, analizó Nole, que aún no ha ganado un título ni vencido a un Top-10, aunque no hay que olvidar que solo ha competido en tres torneos (Open de Australia, Indian Wells y Montecarlo). Su carácter, en ocasiones airado, le jugó una mala pasada en esta ocasión. Se enfrentó a una espectadora que habló durante un punto (”¡Shut the fuck up!” (”¡Calla la puta boca!”), le dijo) y el incidente le descentró claramente, antes de ese mal último juego. El del Principado de Mónaco es su peor Masters 1.000. Lo ganó en 2013 y 2015, y no llegaba a las semifinales desde ese segundo éxito.

El saque en arcilla no es tan determinante, pero el de Ruud, con efectos endiablados, resulta muy incómodo. Incluso el segundo. De ahí que no le fuera fácil a Novak encontrar opciones para romperle el servicio a su rocoso rival, un portento físico, trabajador intachable y ávido estudioso del juego. Su éxito le lleva, de momento, al sexto puesto de una clasificación ATP en la que llegó a ser segundo en 2022. “No tengo todas las respuestas ahora, pero estoy muy feliz y es un día que recordaré por mucho tiempo. Ganar al número uno es algo que no había hecho, igual que vencer a Novak. Estoy un poco en estado de sock”, explicó Ruud, satisfecho por haber podido reaccionar en la tercera manga. “Al final hice una especie de oración para que no pudiera salvar una bola de break, como había hecho otras veces, por una doble falta o algo. Y algo o alguien ahí arriba debió escucharla”, añadió en la entrevista postpartido, el día antes del choque que puede darle, por fin, un gran título.

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