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Alcaraz y Rune, un dúo atómico

Español y danés, con incorporaciones claves en su equipo, son la mejor pareja de adolescentes en el ranking desde 2007. Tienen grandes balances frente a top-10.

Alcaraz y Rune, un dúo atómico
CHRISTOPHE ARCHAMBAULTAFP

Cuando Holger Rune alcanzó los cuartos de final de Roland Garros, se empezó a extender una idea: el danés y Carlos Alcaraz parecían destinados a batirse en un duelo generacional con otros invitados, como Jannik Sinner o Félix Auger-Aliassime. La bola de cristal, sin embargo, se rompió. El jugador español siguió escalando, llegando a ser el número uno más joven de la historia; Rune, en cambio, parecía atascarse. Tras el Gran Slam francés, empezó a perder partidos sin parar. En los siguientes seis torneos, no fue capaz de superar el debut. Además, en varios casos, contra rivales de perfil bajo. Una situación totalmente opuesta a la vivida en París-Bercy, donde el nórdico acumuló cinco victorias seguidas frente a componentes del top-10 (Hurkacz, Rublev, Alcaraz, Auger-Aliassime y Djokovic), algo sin precedentes, antes de lograr el primer Masters 1.000 de su carrera.

Sus temporadas, pese a ser mucho más prolífica la de Carlitos, han terminado desarrollándose en sentido opuesto. Al prodigio de El Palmar, tras alcanzar la cima, le ha costado más, con la lesión que le apartará de las ATP Finals como triste final; el talento de Copenhaguen, tras superar su oscuro bache, en el que llegó a recibir amenazas de muerte (principalmente, por apuestas), ha culminado el curso por todo lo alto. A París llegaba tras alcanzar la final en Sofía, ganar en Estocolmo y caer ante Auger en la lucha por el título de Basilea; de la ciudad del amor sale como el campeón más joven desde Boris Becker y como el primer tenista danés en alcanzar el top-10. Este último, un dato que, combinado con el propio Alcaraz, adquiere nuevas dimensiones: de forma conjunta, son la primera pareja de adolescentes (menores de 20 años) que comparten las diez primeras posiciones del ranking desde Novak Djokovic (6º) y Andy Murray (10º), ambos con 19 años, como Charly y Holger, en 2007.

Un dúo atómico, dos jugadores que se conocen desde pequeños (fueron pareja de dobles con 14 años) y que, este año, se han asentado en el mundo de los mayores. Alcaraz, con más trabajo hecho (ya fue campeón de Umag en 2021), empezó el curso como 33º del mundo; Rune, con títulos en Múnich y Estcolmo, además de París, y uno de los mayores ascensos del año, arrancó como 103º. Ambos son los jugadores de la nueva hornada con mejores resultados ante componentes del top-10. Sinner tiene un balance de 9-21 (30% de victorias); Auger-Aliassime, de 12-27 (30,8%); Lorenzo Musetti, de 4-7 (36,4%); Alcaraz, de 12-9 (57,1%); Rune, de 9-6 (60%). En el caso del danés, que compartía porcentaje con Charly antes de la victoria ante Djokovic, todas las victorias se han producido en 2022.

Mouratoglou y un exsoldado, tras el cambio

Rune, tal y como descubre su madre, Aneke, presente en las gradas de todos los torneos, es un chico perfeccionista, hasta obsesivo. Sus entrenamientos, pensados para alcanzar un número uno del que se siente futuro poseedor, se componen de repeticiones infinitas. Derecha, derecha, derecha; revés, revés, revés. No deja nada al azar. Por ello mismo, empezó a buscar soluciones cuando su prometedor curso entró en decadencia. En julio, B.S. Christiansen se convirtió en su nuevo asesor, centrado, principalmente, en labores de psicología deportiva; en octubre, Patrick Mouratoglou, exentrenador de Serena Williams, entre muchos otros, pasó a trabajar con Rune a tiempo completo.

Las incorporaciones coinciden con su mejoría. Christiansen, con pasado en la unidad de fuerzas especiales del ejército danés (Jaeger Corps), es un personaje público muy conocido en su país. Su libro Una vida al límite, con muchas de sus experiencias como soldado, le catapultó a la fama, convirtiéndole en una figura perenne en televisión. En el ámbito deportivo, ha puesto sus vivencias al servicio de los jugadores del FC Midtjylland o de la estrella del bádminton Viktor Axelsen, número uno del mundo y oro en Tokio. Mouratoglou, por su parte, tiene vínculo desde edades tempranas con Rune (”tiene algo especial, mentalidad de campeón”, dice de él). Lars Christensen ha sido siempre el técnico principal de un Holger que, con 12 o 13 años, se unió a la academia del entrenador francés, aunque sin una vinculación directa entre ambos en las competiciones. Ahora, ambos (Christensen y Mouratoglou) comparten responsabilidades en un equipo que también cuenta con Mike James, analista de rendimiento. Funciona.