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TENIS | ATP 500 BASILEA

Alcaraz se pone a mandar

El prodigio de El Palmar supera a su amigo Carreño con mucha seriedad, sacando brillo al número uno. Auger-Aliassime, excelente, rival en semifinales.

Alcaraz se pone a mandar
GEORGIOS KEFALASEFE

Pablo Carreño jugó por primera vez con Carlos Alcaraz en el O2 Arena de Londres, cuando él era top-10 mundial y el murciano sólo tenía 14 años. Quedó impresionado. Desde entonces, la admiración, mutua, sólo ha ido a más, pero las victorias oficiales sólo han caído de un lado, del de Charly. La primera, en la final del Godó de este año; la segunda, en Basilea (6-3 y 6-4 en 1h:41), donde el prodigio de El Palmar, en sus novenas semifinales de la temporada, se enfrentará este sábado (no antes de las 14:30) a un Félix Auger-Aliassime excelente, que, tras ganar los títulos de Amberes y Florencia, avanza sin piedad (6-2 y 6-3 a Alexander Bublik). Un duelo con tanta juventud (19 y 22 años) como talento, un examen de altura para el número uno del mundo, que, tras superar el vértigo, empieza a sacar brillo a su posición en el ranking, y un partido que puede preceder a una final española en Suiza. Roberto Bautista, tras superar a Stan Wawrinka en una exhibición conjunta, también busca luchar por un título inédito para la Armada.

Alcaraz y Carreño llegaron juntos a Basilea. El primero seguirá en busca de su sexto título del año y el segundo se marchará dándole vueltas a cómo meterle mano a su compañero de entrenamientos, viajes y confesiones. Pocos jugadores se conocen tanto como ellos (sólo un saque directo en todo el partido, como muestra). Comparten desayunos, comidas, agente (Albert Molina) y fisio (Juanjo Moreno). “Es mi mejor amigo dentro del circuito”, revelaba Charly sobre el asturiano, al que prácticamente considera su hermano mayor, tras superar a Botic van de Zandschulp. Antes del duelo en Suiza, oficialmente, sólo se habían enfrentado en Barcelona; extraoficialmente, sin embargo, acumulan multitud de duelos en la academia Equelite de Villena, donde, incluso, pasaron juntos el tramo final del confinamiento. “Se disfruta y se sufre. Es difícil jugar contra él, siempre le daré mi apoyo, pero también le querré ganar cuando juguemos. Sobre la pista, no hay amigos”, valoraba Carlitos tras su victoria, cimentada sobre la autoridad del primer set y la seriedad del segundo.

No llegó como en el Godó, cuando sólo se inscribió un nombre sobre la pista, pero también entró en el horno desde temprano, cuando Alcaraz se puso mandón (18 ganadores por 13), tanto al saque como al resto, entrando muchos primeros (77% de puntos ganados) y castigando los segundos de un Carreño más tímido, que salvaba tres bolas de break antes de encajar la primera rotura, en el cuarto juego. Carlitos llegaba a ella gustándose, hasta devolviendo un servicio desde el suelo, medio agachado y levantando la raqueta, y Pablo lo hacía dudando, encorsetado. Sabe ganar a los números uno (a Djokovic en el US Open de 2020 y en el partido por el bronce de Tokio), pero Alcaraz, sobre la pista, se le atraganta. El murciano es un muro para el asturiano, casi más alto por lo mental que por lo tenístico.

Carreño, de menos a más

Con varias caras de no entender nada (o de entenderlo todo, después de verlo tantas veces en Villena), Pablo mejoraba, pero no lo suficiente como para frenar la derecha de Alcaraz, fluida y a muchas revoluciones, sacando partido a unas condiciones interiores a las que el murciano empieza a coger el tacto. Con 4-2 en el marcador, el asturiano tenía dos oportunidades para recuperar el sitio en el set. No las castigaba y Charly, espoleado tras el aviso, sí lo hacía para estrenar la segunda manga rompiendo. El de El Palmar, que ya tiene un récord de 11-3 ante jugadores españoles, daba otro paso al frente, pero algo había cambiado. Carreño, buscando el centro de la pista y sacando partido de los segundos (52% de puntos ganados en el parcial), llegó a ponerse por delante (3-4). Escaló más que en Barcelona, pero no hasta la cima, que, ahora mismo, es la más alta.