Nadal: de las muletas al éxtasis en apenas cuatro meses
En septiembre de 2021, Nadal se hizo una foto con la pierna izquierda escayolada. Este domingo ganó el Open de Australia. Así fue su camino de regreso a la gloria.
El 11 de septiembre de 2021, Rafa Nadal publicó en su cuenta de Instagram una fotografía en la que se le veía con muletas y la pierna izquierda escayolada, una instantánea que ya es icónica en la extraordinaria historia del balear. Cuatro meses después, es de nuevo campeón del Open de Australia y acumula 21 títulos de Grand Slam, más que nadie en el tenis masculino.
Días antes de aquel preocupante posado, el 20 de agosto, el ganador de 21 Grand Slams había anunciado que ponía fin a la temporada: "Sinceramente llevo un año sufriendo mucho más de lo que debería con mi pie y necesito tomarme un tiempo (…) para encontrar una solución a este problema o al menos que mejore de cara a poder seguir teniendo opciones durante los siguientes años. Estoy con la máxima ilusión y predisposición hacer lo que haga falta para recuperar la mejor forma posible...".
Nadal venía de caer en semifinales de Roland Garros contra Novak Djokovic y se había perdido Wimbledon y los Juegos Olímpicos. Reapareció en Washington, poco antes del US Open, y tras ganar con apuros en segunda ronda a Jack Sock, perdió contra Lloyd Harris con evidentes problemas para desplazarse y apoyar el pie. Viajó a Toronto, pero como relató a AS su entrenador, Carlos Moyá, "los dolores eran insoportables" y decidió parar antes del comienzo del torneo tras probarse en un entrenamiento.
A partir de ahí, Rafa y su equipo, con la ayuda del doctor Ángel Ruiz Cotorro, se pusieron manos a la obra para buscar una solución a su lesión crónica, el síndrome de Müller-Weiss. En septiembre eligieron un tratamiento que incluía una pequeña intervención quirúrgica. Tras unos días de reposo, Nadal se tomó unas vacaciones mientras iniciaba el proceso de rehabilitación y más tarde la preparación física. A mediados de octubre volvió a pelotear en las pistas de su academia en Manacor.
"A veces mejoraba y otros días iba para atrás, volvía a empeorar. Hasta que a finales de noviembre, dijimos, mira, si ya no pasas la prueba de Abu Dabi, pues no viajamos a Australia. Rafa nos dijo. Vamos a tope, y si me rompo, me rompo", contó Moyá. Eso fue antes de que su pupilo participará en el Mubadala World Tennis Championship, donde perdió contra Andy Murray y Denis Shapovalov, pero con buenas sensaciones físicas.
La maldita COVID
Y cuando todo parecía ir bien, la pandemia se entrometió. Nadal, parte del equipo y de su familia contrajeron la COVID, igual que otros jugadores que participaron en esa exhibición, como Andrey Rublev, Shapovalov y Belinda Bencic. Aun así y tras pasar casi 10 días aislado y sin poder entrenarse adecuadamente, la expedición del español se fue para Australia, a donde llego el 31 de diciembre. "No se lo digáis a nadie, aquí estoy", escribió en Twitter para acompañar una imagen suya pisando la Rod Laver Arena. "Veíamos muy difícil o casi imposible cuando aterrizamos en Melbourne estar donde estamos", reveló tras superar el viernes las semifinales. Antes del major oceánico, ganó el ATP 250 previo al superar a Maxime Cressy en la final y volvieron las buenas vibraciones.
Lo demás, ya es historia del tenis. Giron, Hanfmann, Khachanov, Mannarino, Shapovalov, Berrettini y Medvedev no pudieron con la voluntad de hierro del titán de Manacor. "Antes de empezar, dije que era momento de hacer un ejercicio de humildad, de aceptar que las cosas no iban a ser perfectas, y que habría momentos en los que estarían complicadas. Y aquí estamos, un semi milagro, pero estoy increíblemente feliz y con la ilusión y las ganas de hacer un último esfuerzo", advirtió Nadal dos días antes de la final. Por reflexiones como esa es tan grande.