Nadal ilusiona por su movilidad en el triunfo ante Hanfmann
El español hizo muchas cosas bien ante el alemán y las celebró eufórico con su equipo. Llega a tercera ronda por 16ª vez en 17 participaciones y se enfrentará a Khachanov.
‘Sólo’ era un partido de segunda ronda de un Grand Slam, uno más de las decenas de ellos que ha disputado Rafa Nadal en su carrera desde que se estrenó en Wimbledon 2003. Pero por la manera de celebrar este miércoles algunos puntos contra Yannick Hanfmann, aplaudidos con euforia por su equipo, dio la sensación de que lo que hizo ante el alemán, a pesar de que se tratase de un rival menor, de 30 años y 126º del mundo, fue muy importante y esperanzador para él. Desde fuera, el balear ilusiona de nuevo, sobre todo porque se le ve ágil y rápido, que es lo más importante, ya que estaba claro que el tenis no lo iba a perder tras más de 20 años como profesional. Así venció por 6-2, 6-3 y 6-4 en 2h42 y se metió en la tercera ronda del Open de Australia por 16ª vez en 17 participaciones. Se enfrentará el viernes al ruso Khachanov, que ganó al francés Bonzi (6-4, 6-0 y 7-5) y a quien domina en el cara a cara por 7-0.
“Juego algo de golf (risas)… Nunca he sido un chico de gimnasio, no soy muy fan de eso. Me gusta hacer otros deportes, pero desde hace un tiempo ya no puedo hacerlo, por mis problemas en el pie. Trabajo una hora o hora y media en el gimnasio, pero no levanto mucho peso, la verdad, pero mi familia es de constitución grande”, bromeó cuando Courier le preguntó tras el partido por su condición física. “Tengo que ser muy flexible y adaptarme a lo que viene, con buenos entrenamientos en pista, si no, en el gimnasio, unas veces más y otras menos”, añadió, antes de decir que dentro de diez años le gustaría parecerse al extenista estadounidense.
La movilidad, sumada a sus buenos porcentajes de saque, a interesantes drives paralelos y reveses cortados con pericia de jamonero, hace que se aprecie ya a un Nadal competitivo y preparado para mayores empresas. Y eso que llevaba casi cinco meses sin jugar y siete sin hacerlo en un major. Así son los más grandes, es lo que tienen. Lo comprobó de primera mano Hanfmann, un rival que le dio ritmo y jugó con valentía, tanta como para tener dos puntos de quiebre en el primer set, pero ni por esas evitó el 6-2 del primer set. En el segundo, Rafa le apretó en cada resto hasta el derribo y volvió a hacerlo en el tercero. En esas dos mangas, por el contrario, el de Manacor no tuvo que enfrentar ninguna bola de break.
Errores por subsanar
Además, Nadal se impuso en los intercambios largos y volvió a acumular una respetable cifra de golpes ganadores (30) ante un oponente con buena pegada. En el debe, algunos errores no forzados que no tocaban y que puede subsanar con el paso de los partidos si continúa avanzando. En general, muy buenas sensaciones, coincidentes con la vuelta del calor en Melbourne. De ese sol que le da energía al ganador de 20 Grand Slams, más cerca cada vez de soñar, por qué no, con el 21.