Kazajistán, una selección hecha con rusos a golpe de talonario
El equipo kazajo, formado por el presidente de la Federación, el millonario Bulat Utemuratov, podría ser rival de España si la Selección pasa como segunda.
Kazajistán remontó el sábado en el Madrid Arena una serie que tenía cuesta arriba ante Suecia (2-1) y alcanzará los cuartos de la Copa Davis si gana este domingo (10:00) a Canadá. De ese modo podría ser rival de España en el hipotético caso de que la Selección pierda contra Rusia y avance como una de las dos mejores segundas de la fase de Grupos.
Lo curioso del conjunto que representa a esta grande y rica exrepública soviética es que ninguno de sus componentes nació allí. El capitán, Yuriy Schukin (Kislovodsk, 42 años), es ruso, como cuatro de sus cinco jugadores, Bublik (Gatchina, 24 años), Popko (San Petersburgo, 25), Kukushkin (Volvogrado, 33) y Goluvev (Volzhsky, 34). El otro, Nedovyesov (Alushta, 34), es ucraniano. Pero todos se llevan la mano al corazón cuando suena en pista el himno kazajo.
El hecho es que están agradecidos por la oportunidad que les brindó en su día el magnate de los negocios Bulat Utemuratov, presidente de la Federación de Kazajistán desde 2007, vicepresidente de la Internacional (ITF), miembro del Comité Olímpico de su país y consejero del expresidente de la república Nursultan Nazarbayev. A sus 64 años es dueño de dos bancos y de un grupo de inversión de capital. Con todo ese poder y a golpe de talonario (su fortuna ronda los tres mil millones de euros), facilitó la nacionalización de jugadores y jugadoras (Rybakina y Putintseva, entre otras) que no veían hueco para brillar en el potente tenis ruso y se pusieron al servicio del kazajo. El empresario hizo una inversión inicial de 75 millones y construyó 200 pistas. Creó una academia y pujó para traer a su nación torneos ITF, Challenger y un ATP y un WTA. Incluso organizó en 2019 un partido de exhibición entre Nadal y Djokovic en Nur-Sultan.
El tinglado de Utemuratov
Utemuratov, temperamental, fanático del deporte de la raqueta y muy exigente con los jugadores, les proporciona el apoyo de una afición peculiar presente siempre, como él, en la Davis y financia a una corte de periodistas uniformados que documentan las glorias de un equipo que ya ha sido cinco veces cuartofinalista. Bublik, artífice de la remontada kazaja con su victoria ante Mikael Ymer por 3-6, 6-4 y 6-0, rematada por el dobles de Golubev y Nedovyesov, fue uno de los últimos en nacionalizarse y tiene claro lo que debe decir cuando le preguntan por su buen rendimiento en el torneo: "No solo juego por mí mismo, sino para el país, para la afición, y eso un plus".