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TENIS

¿Qué fue de Anna Kournikova? tenista precoz, modelo e influencer

La rusa, que este lunes 7 de junio cumple 40 años, destacó pronto en el tenis, pero trasladó su actividad fuera de las pistas. Posó para varias revistas y es pareja de Enrique Iglesias.

La tenista Anna Kournikova, durante un partido y en la actualidad.

Anna Kournikova (Moscú, 1981) fue la gran aparición del circuito femenino de tenis a mediados de los 90. La rusa emigró pronto a Estados Unidos para formarse en la academia de Nick Bolletieri, que también trabajó con Seles, Agassi o Sharapova, y forjarse una carrera que nunca llegaría a ser lo que prometía. Si con 15 años ya conseguía llegar a cuarta ronda en el US Open de 1996, con 16 se plantaba en semifinales de Wimbledon y con 17 ya estaba en el top-10 de la WTA, a partir de entonces su tenis se apagó.

Kournikova, cuando empezaba como tenista y en la actualidad.
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Kournikova, cuando empezaba como tenista y en la actualidad.

Enfrascada en una vida extradeportiva en la que acaparaba tantos o más focos que dentro de las pistas por su desempeño como modelo (fue portada de revistas como Vogue, Maxim, Elle, Cosmopolitan o Sports Illustrated), su carrera deportiva se estancó en los años siguientes. Al menos en el circuito individual, donde sólo alcanzaría tres finales en Hilton Head (1999), Moscú (2000) y Shanghái (2002), perdiendo las dos primeras ante otra estrella precoz del tenis: Martina Hingis. En dobles su carrera sí fue más fructífera con dos Open de Australia (1999 y 2002) y dos WTA Tour Championships (1999 y 2000), las actuales Finals, conquistados precisamente junto a la suiza. Finalmente en 2007 anunció su retirada mermada por unos problemas de espalda.

En 2001, Kournikova, hija de un profesor de educación física que ganó medallas en lucha grecorromana y una atleta, oficializó su relación con el cantante español Enrique Iglesias, con el que ha tenido tres hijos, los mellizos Nicholas y Lucy y la pequeña Mary. Se desconoce si han llegado a casarse por el hermetismo con el que manejan su vida privada. Desde que entró en el mundillo de la farándula, las apariciones de Kournikova en diversas publicaciones y campañas de marcas se multiplicaron exponencialmente (también tuvo un pequeño papel en el videoclip de Escape, una canción de su marido, y de hecho fue en el rodaje donde se conocieron). Ganó millones de dólares en contratos publicitarios de firmas como Adidas, Omega o Berlei y llegó a ser la deportista más buscada en Google. Hasta hizo un cameo en un capítulo de la serie Friends.

Una bomba en la era del marketing deportivo

Actualmente Kournikova reside con su familia en una lujosa casa con bahía privada dentro de un exclusivo barrio de Miami (EE UU). La rusa se deja a menudo por sus redes sociales (tiene millones de seguidores), en las que abundan las fotos de sus mascotas, sus looks, y las diversas actividades que realiza al aire libre, además de vídeos con sus hijos o su pareja. Además es embajadora de la marca de ropa deportiva K-Swiss y embajadora de la fundación Five & Alive, que se dedica a velar por la salud de los niños de hasta cinco años.

Si bien la carrera tenística de Kournikova no alcanzó las cotas esperadas, es indiscutible que dejó un legado en forma de mayor repercusión para el tenis femenino y fue una de las figuras más reconocibles en la era de la explosión del marketing deportivo junto a otros como Tiger Woods o Michael Jordan. No mucha gente tiene su nombre puesto en cosas tan diferentes como un cóctel (un Ruso Blanco que lleva leche desnatada en vez de nata), un videojuego, una mano de póker (rey y as de diferentes palos) o un virus informático. A tenis le ganaron muchas, a influencia casi nadie.