Nadal buscará ante Tsitsipas su duodécimo Godó
El manacorí reeditará la final de 2018 contra el tenista griego después de superar en semifinales a Pablo Carreño (6-3 6-2)
Rafa Nadal jugará este domingo (16:00, La1 y Vamos) ante Stefanos Tsitsipas (5º del ránking) la final del Barcelona Open Banc Sabadell después de deshacerse de Pablo Carreño en un partido cómodo (6-3 y 6-2) y buscará su duodécimo título en Barcelona. Una empresa mayúscula, pues Nadal se enfrentará a un Tsitsipas que no ha cedido un solo set en todo el torneo (tampoco en Montecarlo) y que este año lleva 17 a favor en arcilla por ninguno en contra. Nadal no tuvo excesivos problemas para pasar a la final, pese a que Carreño peleó más de lo que muestra el marcador.
Tuvo que sudar Carreño para sumar su primer juego (3-1) después de que Nadal dominara con mano de hierro los dos primeros. Con uno en blanco y otro rompiendo el servicio, a Rafa se le vio mucho más cómodo. Tanto respecto a su rival (contra el que nunca ha perdido) como respecto a sus anteriores partidos en el torneo. El juego ganado por Carreño, además, fue fruto de su buen tenis y no de errores de un Nadal que quería clasificarse para la final por la vía rápida. De hecho, el asturiano salvó varias bolas de break que hubieran acelerado la manga.
Con 5-1 en el marcador Nadal bajó un poco el pistón y cometió algunos errores que no desaprovechó Carreño. Un fallo no forzado, una doble falta... lo suficiente para que el asturiano consiguiera el break y se metiera de lleno en el partido: juego con tres 'aces' y 5-3. Incluso amenazó el segundo break, pero perdió su opción. Nadal se llevó la manga (6-3) pero con un Carreño en crecimiento que le complicó mucho el último juego.
Sin un saque eficiente, el partido empezó a complicarse mucho para Carreño. Perdió el primer juego con saque a favor, ganó Rafa el segundo, y volvió a perder el tercero. 3-0 con doble break a favor de Nadal, que además se adjudicó el cuarto en blanco. Una cuesta imposible de remontar para Carreño, que siguió peleando y se adjudicó dos juegos más. Ya sin presión, remontarle así a Nadal era una misión imposible, el asturiano ofreció buenos golpes y obligó al manacorí a sudar su pase a la final.