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David Ferrer: "El tenis era una obsesión y yo me vacié"

David Ferrer (39 años) se estrena como director. Pone en valor el concurso de Nadal y habla de valores como Alcaraz. Quiere algún día capitanear la Davis.

David Ferrer.
RCTB

¿Cuál sería la carta de presentación de esta edición del Godó?

De un gran nivel. Tenemos cuatro top-ten y once top-20. Es un cartel muy bueno, y no es nada fácil. Cada tenista se organiza su calendario y este año ha habido un cambio en el ranking que obliga a que algunos tengan la necesidad de sumar puntos, por lo que priorizan otro torneo como el de Belgrado en estas mismas fechas. Pero este Godó es uno de los dos mejores de los diez últimos años.

¿Y cómo competir con un torneo organizado por Novak Djokovic?

El Godó tiene historia, y además se celebra en Barcelona. Eso es un atractivo. Los organizadores siempre le han dado facilidades a los tenistas, y eso también se valora.

Debuta como director, ¿cuáles son sus funciones?

Todo es nuevo para mí: desde las peticiones de los jugadores, a las reglas del protocolo COVID o gestionar el aforo de la pista central. Aunque yo estoy más centrado en el tema deportivo, como las 'wild cards', el trato con los mánagers… Para mí no es un trabajo, todo es sentimental. Le tengo mucho cariño. Lo viví desde los cinco años; de hecho, mi madre ya venía embarazada a ver partidos. Recuerdo de ver ganar a jugadores históricos, y para mí era como mi semana de vacaciones. Y luego jugué cuatro finales.

¿Qué le da al Godó que Nadal participe cada año?

Le aporta muchísimo. Quiero hacer hincapié en ello porque a veces no se valora. La gente está acostumbrada a que venga siempre. Rafa nos da facilidades y para nosotros es un privilegio que un jugador tan especial venga aquí. Tenemos mucha suerte. Es una cuestión de educación. Conociendo a la familia de Rafa se entienden muchas cosas. Su educación, respeto, agradecimiento… El torneo se ensalza con él. Es una figura en el tenis y un referente social.

Nadal, Federer, Djokovic… Usted que los ha sufrido, ¿cree que son irrepetibles?

Sin duda. Estamos hablando de tres jugadores diferentes a todo lo que vimos. Borg, McEnroe, Lendl… Eran leyendas, y ahora estos tres los han duplicado o triplicado en cuanto a títulos se refiere. Y además compartiendo época. Se han hecho mejores entre ellos. Me han quitado mucho, sí, es cierto (sonríe).

Se habla de su fuerza mental y del escalón que no alcanzan las nuevas generaciones. ¿Cómo ve usted este debate desde su experiencia?

Es más simple, quizá. Creo que tenísticamente son mejores, aunque sean mentalmente muy buenos. Son jugadores, además, con una ambición desmedida. No es que la generación actual sea floja, todo lo contrario, son buenísimos, pero se han topado con algo inusual.

¿Con qué tenistas del circuito se queda usted ahora?

Thiem es un jugador que ha evolucionado, aunque este año sea irregular por las lesiones. Pero ha ganado en pista rápida y mentalmente es fuerte. Tsitsipas saca bien, tiene carisma y le veo otras cosas muy buenas. Zverev es muy competitivo. Y luego diría a Sinner, Alcaraz, de solo 17 años, y Musetti.

Rafael Nadal.
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Rafael Nadal.Gorka Leiza

Ha introducido un nombre que ilusiona en el tenis español. ¿Qué ve en Alcaraz?

Creo que está haciendo muy bien las cosas. Tiene un entorno muy bueno, con Ferrero, con su mánager… También tiene la educación, y eso hace mucho. Tiene talento para jugar a tenis. Cuando eres trabajador y escuchas, todo eso ayuda mucho. 

Habla mucho de la educación, igual que con Nadal. ¿Hasta qué punto es importante?

Depende. Tener una buena educación no te asegura el éxito. La clave, en mi opinión, es que tengas talento y pasión, lo que sí es cierto es que la educación del entorno ayuda a que ese proceso mental sea mejor.

Usted hizo sus pinitos como entrenador con Zverev, pero finalmente apenas pudieron trabajar por la pandemia y separaron los caminos. ¿Cómo fue?

Fue una muy buena experiencia, estuve muy a gusto. Pero llegó la pandemia, la familia estaba lejos… Y tenía también el trabajo del Godó. Estoy muy agradecido. No descarto volver a hacerlo.

¿Y ser el capitán de la Copa Davis con España?

Sí, por qué no, pero queda muy lejos. Tengo que pasar ese proceso, llegará su momento. Durante toda mi vida me moví por sensaciones, tanto dentro como fuera. Me gustaría algún día vivir también esa experiencia, pero ya llegará el momento.

Siempre se movió por sensaciones, dice. ¿Y cuáles le deja su carrera después de su retirada?

Me veo muy feliz con mi vida. Cuando recuerdo el tenista que fui me siento orgulloso, pero no lo echo de menos. Viví emociones que nunca volveré a experimentar, pero mi trabajo fue muy intenso. Viví por y para el tenis. Ahora todo es más pausado y quiero aprender de otras cosas. Estaba 99% metido en el tenis. Era una obsesión. Todos los buenos jugadores necesitan esa obsesión y pasión. No sé si destaqué o no, pero me vacié.

¿Sigue jugando al tenis?

Dos veces por semana. Me gusta, me lo paso bien y me mantengo. Pruebo cosas nuevas, como utilizar diferentes raquetas, distintos cordajes. También hago otros deportes, como ciclismo, pádel… Pero todo a nivel social. Cuando juegas a un nivel deportivo tan alto, ahora lo que quieres es tomarlo con diversión. Corro con mi perro o cuando voy en bicicleta paro a almorzar con mis amigos. Como cualquier persona.