Nadal choca con un mal día y con un gran Rublev en Montecarlo
El balear estuvo horroroso hasta el 3-1 del segundo set y después el ruso le impidió culminar la remontada. Se enfrentará a Ruud en semifinales.
Pocas veces, muy pocas, se ve un partido tan nefasto de Rafa Nadal sobre tierra batida como el que ofreció este viernes en los cuartos de final de Montecarlo. El balear chocó con un mal día suyo y con un gran Andrey Rublev (Moscú, 23 años), que venía de pegarse un palizón contra Roberto Bautista en octavos y venció también al número tres del mundo: 6-2, 4-6 y 6-2 en dos horas y 32 minutos. Nadal estuvo realmente horroroso hasta el 3-1 del segundo set y cuando encontró algo de inspiración y logró jugar de poder a poder, el ruso le impidió culminar la remontada sin acusar en ningún momento un cansancio que hubiera sido lógico.
Será quién se enfrente este sábado (15:45, #Vamos) en semifinales al noruego Casper Ruud, que sorprendió al vigente campeón del torneo, el italiano Fabio Fognini (6-4 y 6-3). Rafa pierde la ocasión de igualar el récord de finales (52) y de títulos (36) en Masters 1.000 que seguirá ostentando Novak Djokovic, y tampoco podrá recuperar en el Principado de Mónaco el dos del ranking, que mantendrá Daniil Medvedev. Nadal sólo había perdido seis partidos en arcilla en los últimos cuatro años, desde 2017, para un total de 42 en su carrera, 43 ahora.
En la primera manga y el principio de la segunda se vivieron los momentos más anómalos que se le recuerdan en una pista, con cinco dobles faltas en cuatro turnos de servicio, malas caras, gestos de desesperación y autocrítica pública. “¡Rafaaaaaa, Rafa. Vamos!”. “¡Qué fallo, tío!”. “¡Es impresionante, qué haces!”, decía el 11 veces campeón del torneo mientras desde su equipo, muy inquieto, le llegaban ánimos constantemente. Ante todo esto, Rublev, apenas se inmutaba y si perdió el segundo set fue porque enfrente tenía al Dios de la tierra, capaz de hacer grandes cosas y, sobre todo, de luchar en su ámbito favorito incluso en jornadas tan aciagas.
El tiempo y la inercia del encuentro parecían favorecer a Nadal. Hubiera ganado a casi cualquiera. Sin embargo, Rublev, una máquina, fue capaz de aumentar su nivel y ganar puntos eternos ante el mejor especialista en intercambios largos para aniquilar a un rival que lo había dado todo para resistir en la segunda manga. Lo cierto es que le faltan minutos en pista (6-2 en 2021) y el ritmo que no le habían dado en los anteriores partidos ni Delbonis ni Dimitrov. Al final, la facilidad con la que ganó a ambos se volvió en su contra y él sabía que eso podría pasar.
Gran jugador de tierra
No tuvo más remedio que entregarse ante el jugador más on fire del circuito, que arrastra una racha de 22-0 cuando gana el primer set y tiene un balance de 23-4 este curso, el mejor. Le pega a la bola como si se tratara de pista dura y su preparación desde hace unos años en Barcelona junto con el extenista español Fernando Vicente le ha convertido en un jugador magnífico en tierra. Este era el primer enfrentamiento entre él y Nadal en polvo de ladrillo y se convirtió en un clásico instantáneo que promete. Ambos coincidirán la semana que viene en Barcelona, donde podría haber revancha. Pero para eso el manacorí tendrá que elevarse de nuevo.
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