Sara Sorribes: "Debo ser aún más humilde, el título no me da nada"
Sara Sorribes (Castellón, 24 años) charló con AS desde Monterrey tras ganar el pasado sábado su primer título WTA individual en Guadalajara (México).
Sara Sorribes (Castellón, 24 años) ganó el pasado sábado su primer título WTA individual en Guadalajara (México) ante Eugenie Bouchard. Fue el premio a la constancia de una tenista humilde y trabajadora que ha mejorado mucho en los últimos. El éxito no cambia su perspectiva y cuenta por qué en AS.
Muchas buenas jugadoras no consiguen ganar un título WTA en toda su carrera, como le ocurrió a su entrenadora, Silvia Soler. ¿Cómo valora ese logro?
Es algo muy positivo. Antes de la final le dije a Silvia (la siguió desde casa) que me acordaba mucho de ella, porque me había contado las dos que había jugado y, especialmente, la de Bogotá (en 2016, 6-2, 4-6 y 6-4 contra la estadounidense Falconi), que es la que tuvo más cerca. Tenía mucho en mente lo que ella me contó y deseaba que yo pudiera hacerlo un poco diferente y cayera de mi lado.
¿Qué fue lo primero que pensó tras el punto de partido?
Estaba muy, muy feliz. Me vinieron a la cabeza todos los momentos que había pasado para llegar hasta ahí. Venía haciendo buenos resultados, pero cuando llegaba a cuartos no conseguía romper esa pequeña barrera. Por suerte, esta vez fue diferente.
¿Esa barrera era psicológica o tenística?
Creo que si no gané esos partidos, como el de Sabalenka (0strava 2020) o el de Kostyuk (Abu Dabi 2021), fue porque ellas jugaron mejor que yo y tenían más nivel tenística. Pudo haber una pequeña parte mental, pero fueron encuentros en los que yo empecé ganando por 6-0 y al final me remontaron y me vencieron bastante fácil.
Su estilo de juego es muy diferente al de esas pegadoras del circuito, más consistente, como ese revés cortado que ejecuta tan bien y que no es muy común. ¿Esa es su arma secreta?
Para nada. Es más, creo que es algo que si quiero seguir subiendo de nivel tendré que utilizar cada vez menos, simplemente para variar, no como rutina, porque al final las rivales se acostumbran y no fallan. Tienes que hacerlas fallar, aunque sí que es verdad que probablemente les moleste que la bola les venga más bajita o les cambie la velocidad, pero tengo que mejorar para hacer más daño.
¿Y qué me dice de Ashleigh Barty, número uno del mundo, que usa mucho es ‘slice’?
Que para empezar saca a 190 a todos los sitios, como quiere y cuando quiere, y tiene una derecha muy buena. Yo estoy muy lejos. Ella lo usa para ponerse luego de drive. Yo lo intento, pero ella lo hace mejor que yo.
¿Qué necesita entonces para mejorar?
Tener más armas, es a lo que va el tenis. Porque cada vez la gente es más buena y es más difícil ganar los puntos.
Eso se hace con trabajo y en el mundillo del tenis dicen que usted tiene una ética estupenda en ese sentido…
A mí me gusta mucho mejorar y sentir que cada día he aprendido algo o he hecho alguna cosa mejor. Es lo que me mueve y me hace levantarme con muchas ganas de ir a entrenar. Después soy consciente de que hay muchas jugadoras que le pegan mucho mejor que yo a la pelota y eso hace que mi forma de verlo, mi ética de trabajo sea que yo tengo que hacer más y muy bien para poder competir con ellas. Llega un punto en el que te acostumbras, todos los días das tu 100% y pasan cosas bonitas como en Guadalajara.
¿Cómo es un día estándar suyo?
Voy al club en Valencia sobre las 09:30, empiezo a entrenarme a las 10:00 durante dos horas y medias, y luego hago físico. Por la tarde, sigo con la preparación en el gimnasio durante una hora y luego hago lo que me quede de tenis. Hay veces que sólo me preparo por la mañana o hago un poco menos, en función de cómo me encuentre. Eso depende de mi equipo, y de Jose, mi preparador físico, que me controlan, porque si por mi fuera estaría todo el día echando horas y eso no es bueno.
¿Y qué hacer cuando no está inmersa en el tenis?
Me gusta estar en mi pueblo, Vall d’uixó, tranquila, con la gente de siempre, las mismas amigas, tomando un café, viendo un partido de fútbol. También me gusta mucho estar en casa.
¿Una de las cosas en las que más ha progresado su físico?
Sí. Ha habido un cambio muy grande en mi físico. He cambiado mucho en los últimos cinco años. Es un proceso, no algo que ha pasado de un día para otro. Hablé con profesionales que me llevaron al camino correcto. Al final necesitas tu cuerpo para todo, y debe ser tu mejor herramienta y tu mejor aliado. Yo hago todo lo posible para que me ayude.
¿El cambio de equipo, con Silvia Soler, ha tenido mucho que ver en su progresión?
Para mí volver a casa supuso una gran tranquilidad. Tenía ganas y desde ahí me sentí muy cómoda. Yo ya tenía una buena amistad con Silvia y me sorprendió muchísimo lo bien que congeniamos en el trabajo, todo lo que me aporta y lo que está por aportarme. Luego está Paco Fogués, que tiene más experiencia en la parte de entrenador y hacen una pareja espectacular. Confío plenamente en mi equipo.
Y ya se ha librado de los dramas del pasado (su antiguo preparador, Germán Puentes, le echó una bronca pública y muy sonada hace dos años en Colombia)…
Aquel fue un episodio que fue complicado de digerir y en ese momento fue duro. Cada uno es como es, y yo estoy contenta de trabajar ahora con Silvia y Paco, que ya me entrenó en días sueltos cuando era pequeña.
Hablando de su infancia, ¿cómo empezó a jugar?
Empecé en el club de tenis de mi pueblo, Vall d’uixó. Mi madre, que daba clases allí, me llevó y vieron que no lo hacía mal. Pedía ir a jugar siempre que podía y tuve buenos resultados por Castellón. Luego comencé a competir en los júnior y los 'diez miles' hasta llegar a donde estoy ahora.
¿Tenía referentes?
No sé si llamarlos referentes, pero cuando era niña vi jugar a Henin en directo y me gustó mucho. También Wozniacki. Aunque en realidad siempre fui de David Ferrer. Es lo más parecido a un referente que he tenido, porque me gustaba mucho verle y era un ejemplo total.
¿Cree que ahora las rivales le tendrán más respeto?
Alguna pude que piense antes de jugar contra mí que he ganado en Guadalajara. Pero eso no será algo que esté a mi favor si empiezo a jugar y creo que por eso voy a empezar ganando 2-0. Si me lo creo empezaré perdiendo por 5-0. Lo que tengo que hacer es ser aún más humilde, aceptar lo que me venga y llevarlo de la mejor manera posible para poder competir muchos días seguidos que es lo que me gusta.
¿Pero ese título tiene que ser un estímulo para usted?
Sí, es un momento muy bonito, pero no te da nada para las siguientes semanas. Tendré los mismos miedos, las mismas preocupaciones y tendré que gestionar los mismos momentos. Intentaré hacerlo bien y seguir trabajando para que mi tenis sea mejor cada día.
Desde fuera se nota una igualdad agobiante en el circuito femenino. ¿Es así?
Es tal cual. Soy joven, pero creo que el nivel medio ha subido mucho. Cualquiera te puede ganar y eso es estresante por una parte, pero bonito para el circuito y para el espectador.
¿Se marca algún objetivo concreto?
Prefiero ir día a día. Me gusta mucho esa forma de entenderlo, mejorar cada día un poquito y sentir que cuando me meto en la pista he dado todo lo que tenía. Esa es la mejor forma de que acaben llegando los resultados.
¿Le haría ilusión estar en los Juegos de Tokio?
Prefiero no mirarlo mucho, aunque creo que ahora está un poquito más cerca. Intento no fijarme en eso, pero es algo que me haría mucha ilusión y sueño con ello. Para eso hay que tener mejor ranking (es 57ª), que además te permite entrar en los WTA 1.000 y tener mejor cuadro, pero lo que hay que tener es nivel. El tenis es justo y te pone en tu sitio al final del año. Se trata de ir pasito a pasito.
¿Cómo lleva el tenis de pandemia, con las burbujas y las restricciones?
Muy bien, porque me gusta lo que hago y me siento una privilegiada por poder jugar con todo lo que está pasando en el mundo. Doy las gracias por poder meterme en la pista y seguir haciendo lo que me gusta.
¿Usted se siente valorada como deportista?
Depende de cada uno. En mi caso no tengo problema por no tener demasiada atención mediática. Soy bastante tranquila, me gusta estar con mi gente, hacer poquito, pero todo muy de corazón. No necesito grandes cosas y ese tema no me preocupa mucho.
¿Cómo ve el momento del deporte femenino español?
Creo que ahora está bien. El tenis, muy bien y en deportes como el fútbol, donde hay más diferencias está subiendo, y me alegro mucho porque trabajamos mucho y hay cosas bonitas que estaría bien que se consiguiesen para que haya aún más igualdad.