Naomi Osaka gana en Australia su cuarto Grand Slam
La japonesa hizo buenos los pronósticos con su victoria ante Brady. Ha ganado un major al año entre 2018 y 2021, algo que nadie lograba desde Serena Williams.
El tenis femenino, imprevisible y muy abierto desde que Serena Williams decidió parar en 2017 para ser madre, ha encontrado una nueva dominadora: Naomi Osaka. La japonesa levantó este sábado su cuarto título de Grand Slam tras vencer por 6-4 y 6-3 en 71 minutos a Jennifer Brady en la final del Open de Australia. Osaka va a uno por año desde 2018. Nadie desde la gran Serena había logrado ganar al menos un major cada curso durante cuatro de manera consecutiva. La última gran racha de la estadounidense tuvo lugar entre 2012 y 2017, con 10 éxitos.
A los 23 años, la dos veces campeona del torneo oceánico lleva un ritmo ligeramente inferior al de Serena, que a esa edad ya había cosechado seis copas, pero son innegables las similitudes que hay entre ambas. Naomi, que hizo llorar a su ídolo el jueves en semifinales al cortarle el paso de manera incontestable, ya no es la muchacha tímida que casi no hablaba en sus inicios, se ha vuelto un referente en el circuito con actos de reivindicación como los que protagonizó durante el pasado US Open para denunciar la violencia policial contra los negros en Estados Unidos. Brady lo reconoció en la entrega de premios: "Eres una inspiración para todas nosotras". Tiene su propia línea de equipaciones que lleva su nombre, de la misma marca que Williams, Nike. Ya ha sido número uno y con su último triunfo sube al segundo puesto del ranking. También es capaz de enlazar muchas victorias. De hecho, lleva casi un año sin perder. La última jugadora que le ganó fue la española Sara Sorribes, que le pasó por encima con un 6-0 y 6-3 en la Copa Federación el 7 de febrero de 2020. Desde entonces, y sin contar sus renuncias antes de la final de Cincinnati y de las semifinales del Gippsland Trophy hace unos días, lleva 21 triunfos seguidos.
Superioridad
La nipona era muy favorita en la final contra Brady, aunque la tenista de Harrisburg, muy meritoria si se tiene en cuenta que padeció un confinamiento duro de 14 en un hotel de Melbourne al haber estado en contacto con casos positivos por coronavirus en un vuelo desde Abu Dabi, mantuvo el tipo en un primer set que se le escapó por culpa de las dobles faltas y de un par de errores evitables. En el segundo le pasó por encima el vendaval Osaka, más fuerte que el viento que sacudió a rachas la Rod Laver Arena, con un 4-0 de salida que luego maquilló. Nunca peligró la victoria de la indiscutible líder del circuito WTA, que lo es por encima de la irregular y discreta número uno, Ashleigh Barty, eliminada en cuartos. Sólo una tenista discutió el dominio de Naomi en Australia, Garbiñe Muguruza, que tuvo dos puntos de partido y saque para ganar contra ella en octavos. Quién sabe si fue el nacimiento de un nuevo clásico.