Djokovic no falla y jugará las semifinales contra Thiem
Djokovic cumplió sin brillo ante un Zverev que quizá mereció más por su juego. Es la novena vez que el serbio llega a los cruces de las ATP Finals.
Sin brillo, pero con esa rocosa solidez que le ha acompañado durante toda su carrera, Novak Djokovic alcanzó por novena vez las semifinales de las ATP Finals tras batir en dos sets (6-3 y 7-6 (4)) a Alexander Zverev, campeón en 2018 con victoria precisamente ante el serbio, que quizá mereció más a la vista de los números y de su juego. El serbio jugará este sábado (15:00, #Vamos) contra Dominic Thiem por un puesto en la gran final, en la que buscaría ese sexto título con el que igualaría el récord de Roger Federer en el torneo. "Me siento fenomenal, porque fui capaz de sacar bien en momentos importantes, al contrario que en el partido contra Medvedev. Y no era fácil restar a Sascha, con esos saques a 140 millas por hora (225 km/h)", dijo Novak, que resistió los 38 golpes ganadores y la precisión de su oponente, que cometió 19 errores no forzados, seis más que el de Belgrado, una de las claves de un duelo muy igualado.
El primer set fue realmente parejo y lo perdió Zverev por pequeños detalles. Un mal segundo juego tuvo la culpa, porque por números fue ligeramente mejor el teutón, que sólo cometió cuatro errores no forzados en esa primera manga. De hecho, más adelante tuvo dos opciones de quiebre para intentar igualar, pero el saque rescató al balcánico, que aguantó hasta el definitivo 6-3.
Zverev no tenía motivos para la desesperación tras haber jugado bastante bien y fue con determinación a por la remontada. Lo intentó con otra oportunidad de break con 2-1 a su favor y Djokovic volvió a escaparse con sabiduría. Eso ya dejó algo más tocado a Sascha, que se atrapó con las dobles faltas, un mal que parecía haber resuelto. Por fortuna para él levantó un 15-40 y la reacción le dio alas. Lo hizo con una rabia positiva. Crecido, presionó mucho en los servicios de su rival, aunque sin éxito. Los números le favorecían y llevaba la iniciativa, pero no llegaba la rotura ante un Nole conservador, en aceptación de que no podía dirigir el encuentro. El caso es que como la fortuna suele acompañar a los campeones, Djokovic alcanzó el desempate, una suerte en la que no perdona habitualmente. Este año está 14-1 en tie-breaks.