Thiem se toma la revancha de la final de 2019 ante Tsitsipas
Victoria de mérito del austriaco, que jugó con molestias en la rodilla derecha y venció al griego en el primer partido de individuales de las Finals.
Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío. Un año después de perder en la final de las ATP Finals de 2019 contra Stefanos Tsitsipas, Dominic Thiem se tomó la revancha y venció al griego en el primer partido de individuales de la edición de 2020. Una victoria de mérito y fe, porque el austriaco jugó con molestias en la rodilla derecha y sin embargo fue capaz de evitar que volviera a sucederle lo mismo que en aquel encuentro en el que se adelantó y terminó derrotado. Esta vez la victoria fue suya por 7-6 (5), 4-6 y 6-3 en dos horas y 17 minutos. Nadie ha ganado este curso tantos partidos como él (18) en los grandes torneos (Australia, US Open, Roland Garros y las Finals). Es su quinta aparición, de manera consecutiva, en el evento que reúne a los ocho mejores tenistas disponibles del ranking. Y se le ve ya muy cuajado. El martes se enfrentará al ganador de duelo entre Nadal y Rublev en el Grupo Londres 2020.
El 80% de acierto que tuvo con primeros saques Tsitsipas en el primer set no le sirvió para ganarlo porque Thiem aprovechó mucho mejor los suyos para ganar el 91% de los puntos (21/23), mientras su rival se quedaba en un 77%. Ese fue el pequeño detalle que decantó la balanza a favor de Dom, que tuvo tres opciones de quiebre, no las aprovechó y lo tuvo negro en el desempate con un 1-4 de salida, aunque remontó para adelantarse. Parecía más atinado y seguro, pero su cuerpo denotaba molestias (rodilla derecha) y el heleno sí que agarró sus primeras oportunidades de rotura y tomó la delantera pronto en la segunda manga. No cedió con buenos servicios y altos porcentajes en un apartado clave en pista dura y bajo techo.
Las sensaciones y el tenis favorecían a Tsitsipas ante un oponente tocado que se fue al vestuario para darse un respiro y pensar durante unos segundos. Sin embargo, el campeón se atrapó cuando mejor le iban las cosas, perdió su turno a la primera y se vio con un 3-0 en contra que seguramente no esperaba. Thiem se la jugaba en cada golpe para ahorrar esfuerzos y Stefanos buscaba lo contrario, alargar los intercambios y hacer correr a su contrario. Bramaba tras cada fallo y en un largo quinto juego, el ganador del pasado US Open salvó los muebles y lo celebró con un par de “¡Vamos!” en español, la lengua de su entrenador, el chileno Nicolás Massú. Para él ya se trataba de hacer un ejercicio de resistencia y lo sacó adelante con nota.