Naomi Osaka y su reivindicación: un US Open por ellos
La campeona Naomi Osaka reivindicó la memoria de víctimas afroamericanas del racismo y mostró madera de líder durante la burbuja de Nueva York.
Instantes después de ganar su tercer Grand Slam, segundo en el US Open, Naomi Osaka se tumbó sobre la pista del Arthur Ashe Stadium, con cuidado (“Para no lesionarme”, dijo), porque no lo había hecho en sus anteriores triunfos y quería saber “qué veían los campeones cuando colapsaban”. Acto seguido, en la ceremonia de entrega de trofeos, le preguntaron sobre el mensaje que había querido dar en sus apariciones en la cancha durante el torneo: siete partidos y siete mascarillas con siete nombres de afroamericanos víctimas de la violencia racista en Estados Unidos. “Lo importante era el mensaje que recibiera la gente. Porque el objetivo era hacer que empezaran a hablar”, respondió Osaka.
Así, con sus peculiaridades y esa genética timidez de japonesa que vence poco a poco, la nueva número tres del mundo mostró madera de líder durante las tres semanas de tenis en la burbuja de Nueva York. “He estado dentro, así que no estoy segura de lo que pasaba realmente en el exterior, pero sí podía darme cuenta de lo que ocurría en las redes sociales, así que cuantos más retuits, más gente hablando de ello (el racismo)”, añadió.
Al margen de los méritos deportivos que reeditó con su llegada a la final del Western & Southern, que no jugó por molestias físicas, y el título en el US Open, con el que igualó a Kerber como la cuarta tenista en activo con más entorchados de Grand Slam, Osaka se erigió en cabecilla de la reacción de los tenistas ante lo ocurrido en el país norteamericano con personas negras como ella, hija de un haitiano, Leonard François. Anunció que, como protesta, no participaría en las semifinales del W&S, en Flushing Meadows. “Antes de atleta, soy una mujer negra. Y como tal siento que hay problemas mucho más importantes que necesitan atención inmediata, en lugar de verme jugar”, expresó. Su gesto llevó al torneo a suspender la jornada del jueves 27 de agosto. Tras hablar con los organizadores y con la WTA, la nipona decidió jugar el viernes contra Mertens y ganó. Aquel día aún no tenía sus mascarillas reivindicativas y salió con una de Venom, aunque sí vistió una camiseta con la leyenda Black Lives Matter (Las vidas negras importan).
Fue en el US Open cuando Osaka lució sus famosos tapabocas con los nombres de Breonna Taylor (26 años), fallecida este año en un tiroteo entre unos policías y su novio; Trayvon Martin (17), asesinado por un disparo en 2012; George Floyd (46), asfixiado por un agente del orden el 25 de mayo; Philando Castile (32), tiroteado por un oficial en 2016; Elijah McClain (23), estrangulado por unos policías en 2019; Ahmaud Arbery (25), muerto por un disparo en febrero de 2020; y en la final, Tamir Rice (12), abatido por otro policía en 2014. “La cuarentena me hizo pensar mucho en las cosas, lo que quiero conseguir y cómo quiero que me recuerden”, dice Naomi, que con 22 años apunta a heredera de Serena Williams como jefa del tenis femenino.