Nadal gana a Fritz para levantar el 85º título de su carrera
Nadal, fantástico, venció en dos sets al estadounidense Taylor Fritz (22 años y 35º del mundo) para levantar su tercer trofeo en Acapulco, el 85 de su carrera.
En 2005, Nadal ganó en Acapulco el tercer título de su carrera. Era la primera vez que participaba en el Abierto Mexicano después de alcanzar la mayoría de edad. Venció a Calatrava, Ventura, Cañas, Puerta y Montañés para levantar un trofeo especial, el Guaje de Plata, fruto del país centroamericano que se convierte en una jícara para transportar agua y que tiene forma de pera. El balear se dejó la réplica (sólo se concede el original a quien lo gana tres veces seguidas y lo tienen Muster y Ferrer) en un taxi por culpa de las prisas, al llegar con el tiempo muy justo al aeropuerto. Increíble, pero cierto. Lo ganó de nuevo en 2013, la última edición jugada sobre tierra, aunque esta vez no lo extravió.
Y 15 años después, este sábado, Rafa lo alzó por tercera vez, primera en pista dura, tras vencer por paliza en la final a Taylor Fritz: 6-3 y 6-2 en 74 minutos. El número dos del mundo se puso el típico sombrero de charro y celebró una semana para enmarcar, con escaso desgaste, en la que no cedió ni un solo set en cinco partidos, sumó 22 quiebres y sólo perdió 25 juegos. Así alcanzó un número redondo de títulos: 85. Y también aseguró otra temporada, y ya van 17 consecutivas, con al menos una copa que añadir a sus vitrinas, récord absoluto en la Era Open (desde 1968). El triunfo no le sirve para recortar distancias con el número uno, Novak Djokovic, que con su victoria en la final de Dubái aumenta en 45 puntos su ventaja (10.200 contra 9.850), pero le llena de confianza para lo que viene. Lo siguiente, el Masters 1.000 de Indian Wells (12 al 22 de marzo).
La final arrancó con más de tres cuartos de hora de retraso por la larga duración que tuvo la del cuadro femenino (2h:46), con victoria de la británica Watson ante la canadiense Fernandez. Nadal y Fritz (22 años y 35º del ranking) no se habían enfrentado antes y salieron a la pista con equipaciones de la misma marca y de los mismos colores: pantalón blanco y camiseta rosa, sin mangas la del español. Se tantearon durante tres juegos hasta que Rafa atacó, pero no le fue fácil doblegar al mejor sacador con el que se había enfrentado en el torneo. Tuvo dos bolas de quiebre para el 3-1 y se le escaparon. El estadounidense, un tanto quejica y parlanchín, no inquietó en los servicios de su rival. Y Nadal, que restó casi desde Manacor y puso la pelota con mucho peso y un ritmo lento para exasperar a Fritz, sí aprovechó la tercera oportunidad de break para poner el 5-3. Luego cerró con rotundidad un primer parcial en el que sólo perdió tres puntos con su saque y cometió cinco errores no forzados (acabó el partido con ocho).
Sin necesidad de buscar muchos ganadores, Rafa encontró la manera de dominar, con golpes duros y buenas direcciones. El americano sobrevivió en el inicio de la segunda manga por su potencia de fuego al servicio. A la hora de recibir, poco pudo hacer ante el impecable desempeño de su oponente. Y en el quinto juego, Nadal le metió un drive que le dejó casi sentado, literalmente. Un mazazo moral que facilitó la segunda rotura del español y la sentencia de una final cerrada por él con pocos apuros y mucha maestría. Campeón.