Muguruza presenta candidatura después de barrer a Bertens
Muguruza ganó en dos sets a la décima favorita, la holandesa Bertens, y pasa a cuartos por segunda vez en Melbourne. Se enfrentará el miércoles a Pavlyuchenkova.
Tal y como está el Open de Australia, con sólo tres top-10 vivas (Barty, Halep y Kvitova) en el cuadro femenino, puede decirse que Garbiñe Muguruza es candidata al título. Así, sin paliativos. Lo es, sobre todo, porque su juego le avala. Ante Elina Svitolina, quinta favorita, dio un recital el sábado y este lunes ofreció otro igual o mejor contra Kiki Bertens (10ª), a quien ganó por un contundente doble 6-3 en 68 minutos. Con una autoridad pasmosa, la española se metió por segunda vez en cuartos de Grand Slam de Melbourne (llegó en 2017) y se enfrentará el miércoles a Anastasia Pavlyuchenkova, que ganó por 6-7 (5), 7-6 (4) y 6-2, contra pronóstico, a la alemana Angelique Kerber (17ª). La rusa tiene como entrenador al anterior técnico de Muguruza, Sam Sumyk. Así que el morbo está servido.
Garbiñe volvió a dirigir el juego a su antojo, manejando las direcciones y con esa recuperada movilidad que le permite sacar a sus rivales de sus zonas de confort para después atacar con dureza. El revés le funcionó a las mil maravillas y de nuevo cumplió cerca de la red (8/10). Y ojo al saque, sólo dos puntos perdidos con primeros (28/31), y cinco quiebres para contrarrestar los dos que encajó.
El inicio del partido fue un espejismo, porque Muguruza cedió su servicio pero reaccionó de inmediato y tomó el control con una rotura en el sexto juego y no perdió su ventaja hasta apuntarse el primer set. En el segundo se invirtió el guión: rompió la caraqueña e igualó la holandesa, que volvió a perder su saque para que Garbiñe se pusiera 3-2 arriba y consolidara su ventaja. Y no se conformó con eso, porque en el noveno juego sumó otro break para cerrar el triunfo a lo grane, con unas sensaciones estupendas y trazas de la campeona que fue. Ahora hay que tenerla en cuenta, y pase lo que pase, su primer gran campeonato con Conchita Martínez como entrenadora ya será más que notable porque ha recuperado la actitud, las ganas y la determinación. ¿Será por el cambio o por aquella subida al Kilimanjaro? Quién sabe.