Dicen que tener hijos te cambia la vida. Y Roger Federer lo suscribe. A él, asegura en una entrevista con el Schweizer Illustrierte, un medio de su país, particularmente le ha servido para modificar la forma de encarar las derrotas: "Ahora me olvido rápidamente de una derrota particularmente amarga. Me dura media hora. Llego a casa y es como si el partido nunca hubiera sucedido".