Naomi Osaka alzó los brazos este domingo con un título por tercera vez en esta temporada. La japonesa está recuperando su mejor versión en las últimas semanas, lo que le ha servido para conquistar el torneo de Pekín ante ni más ni menos que la número del mundo, Ashleigh Barty. La australiana, pese a ganar el primer set, perdió fuelle hasta caer en tres mangas: 3-6, 6-3 y 6-2.

La final enfrentaba a las número 1 y 4 del ranking WTA respectivamente y ganadoras de Grand Slam este año, y no decepcionó. Puntos de alta factura y con ambas jugadoras sin guardar nada, saliendo al ataque en la mayoría de los puntos. Como ya hiciera en semifinales ante Andreescu, Osaka demostró esa solidez mental que la llevó a conquistar dos Grand Slams consecutivos en apenas unos meses (US Open 2018 y Open de Australia 2019) para firmar la remontada.

No le pesó ceder el primer set y devolvió el parcial a Barty con idéntico marcador en el segundo: 6-3. En el tercer set, Osaka pegó el estirón definitivo a partir del sexto juego. Encadenó ocho puntos consecutivos para adjudicarse dos juegos en blanco y poner el 2-5 en el luminoso, una renta que no iba a dejar escapar para cerrar el encuentro en el juego posterior con su servicio. Osaka sigue en progresión ascendente en este último tramo del curso (ganó hace dos semanas el torneo de su ciudad natal) tras una primera mitad de la temporada algo discreta, a excepción de Australia. A buen seguro que dará guerra en el torneo de maestras.