Nadal doma a Berrettini para volver por quinta vez a la final
Nadal dio una lección de saque y venció al italiano Berrettini (23 años). Este domingo (22:00, Eurosport) disputará el partido por el título contra el ruso Medvedev.
Impenetrable, como un diamante. Así es Rafa Nadal cuando se pone en modo campeón. Matteo Berrettini trató de superarle y tras salvar seis puntos de quiebre, casi lo consigue en el desempate del primer set. El italiano dominó por 4-0, 5-2 y 6-4, había ganado antes seis o siete puntos con dejadas e hizo una cuando no tocaba. Falló y luciendo esa mente que todos sus rivales codician, el balear remontó. Su famoso “vamos” se escuchó hasta en Manhattan, pegó un salto y terminó la celebración sacando el ‘serrucho’. En ese momento, sabía que había ganado el partido. Lo demás ya fue cuestión de desgaste de un rival que se fue apagando con el paso de los minutos, ante la realidad de que no podría con el ganador de 18 Grand Slams, que tras vencer por 7-6 (6), 6-4 y 6-2 va lanzado a por el 19º. Lo capturará si el domingo (22:00, Eurosport) gana al ruso Daniil Medvedev, a quién ya frenó hace menos de un mes para levantar el trofeo en Montreal. Los mejores del curso en victorias (46 y 50), frente a frente
Nadal maduró con sabiduría a Berrettini para alcanzar por quinta vez la final del US Open, que es la 27ª en Grand Slams, tercera en lo que va de año. Haga lo que haga, su temporada ya es magnífica por lo que logró este viernes en Nueva York, unido al subcampeonato en Australia, el título en Roland Garros y las semifinales de Wimbledon (una secuencia que no había conseguido hasta ahora en su carrera). Azote de la juventud, sólo ha perdido dos veces con jugadores menores de 24 años en partidos al mejor de cinco sets desde que él los cumplió en 2010: Nick Kyrgios (Wimbledon 2014) y Lucas Pouille (US Open 2016). No pudo unirse a esa reducida nómina el romano de 23 años que tuvo enfrente, bajo el techo del estadio Arthur Ashe, cubierto al abrigo de una desapacible noche. Las condiciones, sin calor ni excesiva humedad, protegieron al español de la deshidratación y los calambres que había sufrido contra Schwartzman en cuartos. Además, en el palco le animaba ya su futura esposa, Xisca Perelló. En el de su oponente, Giovanni Bartocci, peculiar propietario de un conocido restaurante de la Gran Manzana y acérrimo del Lazio, vibró con su compatriota hasta que este se desplomó.
Nadal no perdió la paciencia y mediado el segundo set aprovechó su décimo punto de rotura para adelantarse y volar hacia la final. A partir de ahí, sólo cedió dos juegos y ganó 10. El rodillo arrancó con retardo, pero con la misma efectividad que en otras ocasiones. Berrettini mostró un buen drive y acertó al principio con las dejadas (hasta que Rafa le pilló el truco), pero adoleció de un revés poco consistente e impreciso y el saque no le dio los réditos que quizá esperaba. En esa suerte, Nadal le barrió: 90% de puntos ganados con primeros y 74% con segundos para un impresionante 62/75, sólo 13 perdidos. En la red también se salió el de Manacor (17/21) y la guinda la puso al minimizar mucho los errores no forzados (18). Sólo fallo en los challenges (las revisiones), ahí no dio ni una. En la tercera manga se divirtió y regaló un golpe ganador de revolera que entusiasmó público estadounidense, tan ávido siempre de show. Su sonrisa tras cerrar el partido con un cañonazo fue pura y sincera. No era para menos. Está a un paso de estrechar el cerco sobre Federer y sus 20 grandes.