La española Bolsova alarga su sueño: a octavos desde la previa
Bolsova es la primera española que entra en la cuarta ronda del torneo, sin ser Muguruza ni Suárez, desde 2006, cuando lo hizo Anabel Medina. Anisimova o Begu, próxima rival.
El sueño de Aliona Bolsova seguirá vivo en Roland Garros al menos dos días más. La española de origen moldavo no quiere marcharse de París y está agarrando la oportunidad que se le ha presentado por una parte del cuadro que se despejó por la retirada de Petra Kvitova y la derrota de Aryna Sabalenka en segunda ronda. Ella ha puesto primero con su clasificación en la previa y después con sus actuaciones ante jugadores con mejor ranking, Zvonareva, Cirstea y este viernes, Alexandrova. Aliona venció por 6-2 y 7-5 en 1h:24 y estará en la segunda semana del primer Grand Slam en el que participa. Su rival, la estadounidense de 18 años Amanda Anisimova, que ganó a la rumana Begu por 7-6 (6) y 6-4).
Es la primera española que alcanza la cuarta ronda en el torneo, sin ser Garbiñe Muguruza ni Carla Suárez, desde 2006, cuando lo logró Anabel Median, ahora capitana del equipo nacional de Copa Federación con el que ya ha debutado Bolsova. Con su victoria entra también de lleno en el top-100, virtualmente es la 88ª.
"No me lo puedo crear, no sé qué está pasando. Había soñado con esto, pero en un futuro. No me lo esperaba tan rápido desde que volví. Ahora hay que seguir disfrutando y hasta que se pueda. Llevaba todo el año pensando en entrar en el top-100 y ahora ya estoy allí. Ha venido mi madre, que es fisio. No está trabajando, pero a mí ve va a ayudar, me va a venir bien", dijo Bolsova, que fue inteligente, puso muchas bolas en juego y espero a que Alexandrova, una tenista del corte de otras como Ostapenko, Kasatkina o Sabalenka, que juegan al todo o nada, fallara más de la cuenta (31 errores no forzados). Rompió dos veces el saque de su rival en cada set y soportó la presión cuando le atacó. La rusa entregó el partido con una doble falta y Aliona se rebozó, loca de alegría, por la tierra parisina, corrió a abrazar a su equipo, firmó autógrafos y se hizo fotos sin saber muy bien dónde estaba. Ahora no tiene nada que perder.
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