Thiem roza la perfección y es el segundo tras Djokovic que gana cuatro veces en tierra a Nadal
Dominic Thiem jugó a un nivel increíble ante un Nadal que hizo lo que pudo pero sólo rozó el quiebre en el último juego del partido. Peleará por el título contra Medvedev.
Dominic Thiem rozó la perfección sobre la arcilla de la pista Rafa Nadal, en el Real Club de Tenis de Barcelona, para vencer al legendario tenista que da nombre a un escenario que se quedará sin ver, de momento, la duodécima final del balear en el Trofeo Conde de Godó. La jugará el austriaco, que venció por un doble 6-4 en 2h:04 y entra en la historia como el segundo tenista que consigue ganar al menos cuatro veces a Nadal en tierra. El primero fue Novak Djokovic, que tiene una marca de 7-16 contra el rey de esta superficie. Thiem eleva su registro particular ante él a un 4-7 en arena y buscará este domingo (16:00, TDP y #Vamos) el premio gordo ante el ruso Daniil Medvedev, que superó en otro duelo titánico al dos veces campeón del torneo Kei Nishikori (6-4, 3-6 y 7-5 en 2h:24).
Sólo se jugaron dos sets, pero sirvieron para demostrar que hoy por hoy este es el mejor duelo que hay sobre polvo de ladrillo, entre los dos jugadores que mejor lo dominan. El Nadal-Thiem fue un partidazo, quizá el más espectacular que se ha visto entre ellos por la igualdad (observen los números) y el nivel tenístico que ambos desplegaron. El austriaco estuvo un puntito por encima del de Manacor, con una potencia y una colocación en sus golpes sobrecogedora, al margen de su capacidad innata para la defensa y el contraataque. Cualquier otro jugador, incluidos Djokovic y Federer, lo hubieran tenido muy difícil para aguantar el ritmo que imprimió Nadal este sábado. Thiem lo consiguió y desbordó a Rafa táctica y técnicamente.
A Nadal se le escapó el primer set por culpa, en gran parte, de las dobles faltas. De hecho, perdió por primera vez su servicio porque lo empezó con una de las cinco que hizo. Fue el 3-2 para su rival, que no soltó la ventaja y no cedió si quiera una opción de rotura para el número dos del mundo, que salvó los muebles con 4-2 abajo y saque, pero no pudo evitar después que Thiem se apuntara el parcial.
En el segundo, Nadal lo intentó todo, pero la bola le seguía llegando "alta y con mucho peso", como describía su entrenador, Carlos Moyá, preguntado por TVE. Y la velocidad, qué pasada. Pocos jugadores golpean tan fuerte y con tanto cambio en tierra como Thiem. Rafa intentó atraerle a la red, donde tiene más pericia que él, con dejadas, pero no estuvo fino en esa suerte. La guerra mental fue tremenda y el ganador se adelantó en el mismo juego que en la primera maga, el quinto (no se pierdan el revés cruzado demoledor del 15-40). Luego Nadal luchó con bravura y obtuvo sus primeras oportunidades de break en el último envite. Ahí dejó un pase paralelo con la izquierda que quizá fue el punto de partido y se puso con 0-40, pero Thiem levantó las tres bolas de quiebre y venció. Fue el epílogo de una obra de arte. A Nadal, en progresión ascendente pese a sus derrotas en las semifinales de Montecarlo y Barcelona, le espera ahora Madrid, donde estará también Thiem y Djokovic... y Federer. Menudo espectáculo.