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Roberto Bautista
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Andy Murray
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OPEN DE AUSTRALIA

Un Bautista en racha gana en la emotiva despedida de Murray

El español jugó bien sus cartas ante un rival roto que se dejó la piel hasta el quinto set con el apoyo del público y que puede haber jugado su último partido en un Grand Slam.

Melbourne
Un Bautista en racha gana en la emotiva despedida de Murray
LUCY NICHOLSONREUTERS

"Va a ser un desafío mediático, un partido diferente y difícil para mí, una experiencia inolvidable de aprendizaje". Lo había dicho Roberto Bautista antes de enfrentarse a Andy Murray este lunes en la primera ronda del Abierto de Australia. Para el español era un bonito marrón, porque le tocaba hacer de malo en la peícula del británico, un drama en el que este contó con el apoyo incondicional del público que abarrotó la Melbourne Arena, otra gigantesca pista del extenso complejo del torneo en la que prefirió jugar antes que en la Margaret Court, por las diferencias que le separan de la homófoba leyenda aussie. Bautista encajó con resignación y dignidad los gritos y aplausos tanto para los puntos de Murray como para sus propios errores. Alguna voz de ánimo llegó desde la grada, pero el corazón de los espectadores estaba con en cuarto miembro del Big Four, al borde de la retirada con 31 años, según él mismo adelantó hace unos días, por esas molestias perennes en la cadera. Contra todo ese ambiente lucho Roberto y ganó: 6-4, 6-4, 6-7 (5), 7-6 (4) y 6-2 en cuatro horas y nueve minutos. Se enfrentará en segunda ronda a John Millman, el auistraliano que eliminó a Federer en el pasado US Open.

Bautista jugó bien sus cartas. Sabía que los problemas físicos de Murray le lastrarían si resistía desde el fondo de la cancha, le conseguía mover de un lado a otro y le enviaba bolas bajas con golpes cortados. Y es que no está la cosa en el tenis como para regalar la ocasión de pasar a la segunda ronda de un Grand Slam y el español está en forma después de ganar en Doha eliminando a Wawrinka, Djokovic y Berdych. En los dos primeros set, al escocés se le vio con problemas incluso para caminar, entre un compendio de gestos y ruidos de queja más propios de un anciano que de un deportista. Poco a poco se calentó y se fue olvidando del dolor, pero para entonces ya iba dos sets abajo. Su propia fe y la de los espectadores le sirvió para puntuar con su saque, rozar el quiebre en dos juegos y alcanzar el desempate en la tercera manga. Podría haber sido su último acto en Australia, donde jugó cinco finales y nunca ha conseguido ganar. Ya no lo hará, salvo que milagrosamente pueda cambiar de opinión.

En el tie-break, Murray se puso en disposición de alargar el partido con un 4-1 que hizo vibrar a la grada. No es fácil batir a uno de los mejores defensores de la historia. El exnúmero uno del mundo resistió, corrió con fuerzas sacadas de flaqueza, colocó algún saque directo... lo intentó todo y tuvo dos puntos de set con 6-4. El segundo lo aprovechó con un remate rabioso tras un globo forzado de Bautista. Épicamente recuperado tras su renqueante inicio, en la cuarta manga continuó luchando, tiró de clase y forzó otro desempate. La reacción de Bautista fue inversamente proporcional al subidón de su oponente. Cansado mentalmente de tantas emociones y fallón, volvió a ceder y el drama llegó a un epílogo inesperado. Consciente de su circunstancial superioridad, el castellonense encarriló la victoria con dos breaks. Fue como si Murray se hubiera conformado con demostrar que podía llegar hasta el final. En realidad le abandonaron las fuerzas. Quizá hubiera merecido más, pero Bautista, que nunca le había ganado (3-1 ahora), no se podía ir sin su premio a la paciencia. Habrá que ver si Murray comparece en otro grande. Desearía hacerlo en Wimbledon, pero...

Emotivo pospartido

"Andy merecía esta atmósfera", dijo Bautista con deportividad. "Ha luchado muy bien y lo ha dado todo. Le felicito por todo lo que ha dado al tenis. La gente ha sido muy educada, como siempre", continuó. Mientras en la grada, la madre de Murray, la famosa Judy, dejaba escapar unas lágrimas, como el hermano doblista, Jamie. Apenas pudo aguantarlas el gran protagonista de la noche, que habló con la voz temblorosa: "Ha sido una noche increíble. Podía ser mi último partido aquí y por eso lo he dado todo en un sitio en el que adoro jugar. Gracias a todos los que han contribuido a mi carrera. Quién sabe si nos veremos otra vez, para eso tendría que someterme a una operación complicada y sin garantías". Después observó en la pantalla gigante un vídeo en el que muchos tenistas, Nadal, Djokovic, Nadal, Wozniacki, Zverev, Cilic, Pliskova, Stephens, Federer... le daban las gracias no solo por su juego sino también por su personalidad, por su apoyo a las mujeres y por las cualidades que hacen de él uno de los jugadores más queridos del circuito.