Garbiñe Muguruza ha iniciado el 2019 en Perth (Australia), donde disputa la Copa Hopman, competición no oficial por países en la que hace pareja con David Ferrer. Sus dos primeros partidos individuales los perdió y hoy se enfrenta a la francesa Cornet. En la gala coincidió con el resto de los participantes, entre ellos Serena Williams y Roger Federer. Ya sin rastas y vestida de rojo, Garbiñe felicitó el año a sus seguidores en las redes sociales, después de entrenarse por primera vez con Ferrer.

Las cosas no le están yendo bien de momento, con esas dos derrotas ante Angelique Kerber y Ashleigh Barty, rivales de peso a las que ya ha ganado en alguna ocasión, pero que ahora parecen estar en mejor forma que la española, que inicia un curso importante para ella, en el que tiene que intentar volver a la cima de la que no se bajó entre 2015 y 2017. Dos títulos de Grand Slam (Roland Garros 2016 y Wimbledon 2017) más una gran final (Wimbledon 2015). El año pasado lo cerró con un solo hito reseñable, las semifinales de Roland Garros, cuando cayó contra Simona Halep. Poco bagaje para una tenista que lo tiene todo, físico, calidad y tenis.

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Esta temporada la inicia sin cambios en su equipo técnico, pese a los continuos desencuentros públicos que ha tenido con su entrenador, Sam Sumyk. Después de la exhibición de Hawai, donde perdió contra Bouchard, y la Copa Hopman, viajará a Sydney para participar en un torneo puntuable en el que también jugarán Carla Suárez y la número uno del mundo, Simona Halep, la mujer que le arrebató el trono a finales de 2017. Después acudirá al Abierto de Australia, un Grand Slam en el que obtuvo su mejor resultado hace dos años, cuando cayó ante Coco Vandeweghe en cuartos de final. Luego vendrán el Tailandia Open, Doha, Dubai, Indian Wells, Miami y Monterrey, si todo va bien, en el primer tercio.

Garbiñe Muguruza

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