Dimitrov ya es un 'Maestro'
El búlgaro ganó a Goffin y levantó el título más importante de su carrera para cerrar de manera impecable un Masters del que sale invicto y como número 3 del mundo. Nadal - Dzumhur: Masters 1.000 de Roma
Grigor Dimitrov ha vuelto y parece que para quedarse. El búlgaro ha ganado este domingo el título más importante de su carrera al superar en tres sets a un muy meritorio David Goffin: 7-5, 4-6 y 6-3 en dos horas y 30 minutos. Se convierte en el primer debutante que alza el trofeo del Masters desde que lo hiciera Álex Corretja en 1998 (venció a Carlos Moyá). Hace ocho años que no ganaba el torneo un jugador que no fuera o hubiera sido número uno, y que no se llamara Federer, Djokovic o Murray. En 2009 lo consiguió Nicolay Davidenko. Dimitrov, además, cierra su participación invicto, con un impecable 5-0. Y es el primer 'Maestro' búlgaro.
Profesional desde 2008, Grigor despuntó en 2013 y 2014 cuando alcanzó por primera vez el top-10. Pero después, coincidiendo con su relación con Maria Sharapova, cayó en una crisis de juego y resultados que le apartó de la élite del tenis hasta que se puso en manos de Daniel Vallverdú hace un poco menos de dos años. La colaboración entre el jugador y el joven técnico de tan solo 31 años dio sus frutos y el búlgaro volvió al mapa tenístico con mucha fuerza tras llevar hasta el límite a Rafa Nadal en las semifinales del Abierto de Australia. Perdió en cinco sets, pero los que aún no le conocían se quedaron asombrados.
Baby Federer, como le llamaban por la similitud de su estilo de juego con el del suizo, parecía centrado. Venía de vencer en Brisbane y, tras su brillante actuación en Melbourne, ganó dos títulos más, Sofía y el Masters 1.000 de Cincinnati. No tuvo suerte en el resto de Grand Slams, pero fue escalando en el ranking y después de ser el mejor en las ATP Finals ya es tercero. Goffin, que empezó el Masters ganando a Nadal, sube al séptimo puesto.
Otra historia
Dimitrov había vapuleado a Goffin el pasado miércoles en la fase de grupos (6-0 y 6-2), pero se encontró una versión mejorada del belga, crecido tras eliminar nada más y nada menos que al seis veces campeón, Roger Federer. De hecho, fue él quien golpeó primero con una rotura de saque a las primeras de cambio. Grigor se recuperó rápido, pero su rival volvió a adelantarse inmediatamente. Tras este comienzo inestable en los servicios, las cosas volvieron a la normalidad y el set se alargó hasta que en el duodécimo juego Dimitrov, muy preciso con sus preciosos reveses cortados, volvió a ganar al resto y se lo apuntó.
No se amilanó Goffin, quien sin maravillar, pero con valentía y determinación para sacar y subir a la red, conectó más golpes ganadores (20-37 a su favor al final) y empató en una segunda manga casi perfecta en la que solo cometió 6 errores no forzados. Sus defensas se convertían en ataques letales ante un Dimitrov que seguía golpeando la bola con clase, pero con menos profundidad. Quedaba un último parcial. En su inicio, ambos jugadores amenazaron los servicios del otro, pero aguantaron. En el sexto juego, la resistencia de Goffin, que casi triplicó sus fallos (16), se resquebrajó y con 4-2 y saque, la confianza de Dimitrov se disparó hacía su octavo título, el más importante. Como había dicho él en la previa, lo logró en "el mejor día para jugar al tenis", un domingo.