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Miguel Díaz: "La Copa Davis necesita puntos y un cambio de formato y de fechas"

El presidente de la Federación Española (RFET) charló con AS en la Sidrería 'Las Estaciones de Juan' sobre el estado actual de su deporte.
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Miguel Díaz.
DANI SANCHEZDIARIO AS

Miguel Díaz Román (Madrid, 56 años) es desde julio del año pasado presidente de la Real Federación Española de Tenis. Una de las más potentes y expuestas al público por la calidad de los jugadores (nueve en el top 100 de la ATP ahora y cuatro en el de la WTA), encabezados por el, quizá, irrepetible Rafa Nadal. Un deporte que ha tomado más relevancia a raíz de la consecución de cinco Copas Davis y dos finales en los últimos 17 años y, también y desgraciadamente, por las convulsiones en las etapas de anteriores presidentes.

Pedro Muñoz acabó enfrentado con los profesionales por decisiones como traer una eliminatoria a Madrid con el posterior escándalo por el envío de SMS a los tenistas. Luego, José Luis Escañuela impuso a Gala León en la capitanía y acabó inhabilitado por el TAD e investigado por presuntas irregularidades en las cuentas.

Me he encontrado un tenis muy desunido, fragmentado en cuanto a las territoriales. Ahí tenemos trabajo”, reconoce Díaz. “Por primera vez, los jugadores profesionales participaron en la pasada asamblea y votaron. Incluso, internamente decidieron apoyar todos mi candidatura. Hay que contar con ellos porque son una de las partes más importantes del tenis. Nos dan imagen y generan recursos económicos”, explica en un encuentro en la Sidrería de Las Estaciones de Juan destinado a tomar el pulso a su deporte. Los estatutos de la RFET se reformaron para que los profesionales tuvieran voz y voto y se creó un Comité de Jugadores que debe informar sobre los nombramientos de capitanes. En la Junta Directiva, una tercera parte (4) son miembros elegidos por ellos.

Con más paz institucional, es hora de mirar hacia adelante. ¿Qué pasa con las ausencias en Copa Davis y Copa Federación? “Intentamos estar cerca de los tenistas. No es fácil”.

“Es una semana en blanco para ellos porque ya no se reparten puntos para el ránking. No lo veo tanto un problema de dinero, aunque ayudaría porque ahora sólo reciben los premios que establece la Federación Internacional y un porcentaje del contrato con Mapfre. Algo que superan jugando la primera ronda de algunos torneos. Las fechas, después de los Grand Slam, tampoco ayudan, ni los cambios de superficie”, cuenta sincero.

En agosto, en Vietnam, la ITF abordará las reformas. “No creo que sea una solución recortar los partidos a tres sets ni buscar una sede para una final a cuatro, porque se perdería el factor público. Pero el sentimiento general es que hay que cambiar. Los principales jugadores españoles quieren estar en la Davis, pero todo juega a la contra. A Rafa Nadal ya no se le puede exigir más. Y en Copa Federación, donde nos salvaremos del descenso al ampliarse de ocho a 16 el número de equipos, hay equipo para ganarla con Garbiñe Muguruza y Carla Suárez”, aventura el madrileño.

Esas son las cuitas de la élite. Pero el tenis es mucho más. La RFET dispone de casi seis millones de euros de presupuesto, y sólo uno es de subvención del Consejo Superior de Deportes. “En Francia disponen de treinta”, compara.

“Nos gustaría tener un millón más para equilibrar el déficit histórico de la Federación, que es de unos 700.000 euros anuales que sólo se cubren si hay eliminatorias de Davis en casa, cosa que no ocurre desde 2013. Estamos realizando ajustes”, avisa.

Para alimentar la base de la pirámide de producción de jugadores se ha pasado de 90.000 a 250.000 euros en ayudas. “El tenis es un deporte caro. Cada chico de 17 años en el Centro de Alto Rendimiento nos cuesta 50.000 euros al año, y hemos dado la vuelta al concepto. Preferimos apoyarles en sus ciudades de origen, controlando su entorno y su programa, a tenerlos en Sant Cugat”, resume Díaz.

El presidente de la RFET también destaca la línea de ayuda a torneos ITF, que se han incrementado para intentar que los españoles no tengan que salir fuera. Se pasa de cinco a 22 (11 masculinos y 11 femeninos) con una dotación de premios de al menos 25.000 dólares. “Y queremos pasar de dos challenger (escalón inferior al circuito ATP) a cinco”, apunta. Sólo existen El Espinar y Betis.

Otro objetivo de su mandato es tener la propiedad de un torneo ATP 250 y otro WTA similar, como tienen otras federaciones potentes. “La Española no dispone ahora de ningún activo. Nos aportaría un valor añadido, un balón económico y la posibilidad de dar invitaciones a tenistas con proyección. Negociamos con ayuntamientos. Un ATP puede costar unos tres millones, de los que la mitad serían aportados por la RFET y el resto por un inversor. El WTA está en torno al millón”, explica el directivo.

Frente a la desventaja de dinero respecto a otros países, Díaz contrapone el entramado español de clubes. “No existe algo igual en el mundo. Eso, unido al nivel de los técnicos, a la gran cantidad de torneos ITF y al clima, hacen que cualquier tenista quiera venir a formarse aquí”, reflexiona.

Otra vía de financiación para los torneos ITF que organizan los clubes es el 20% de dinero que la Internacional recibe de las casas de apuestas por ofrecer los marcadores en directo.
En Portugal, han conseguido un 50% de lo que recauda el estado por las apuestas y es algo que quiero perseguir aquí”, anuncia. Pero las apuestas tienen un doble filo. Muy cortante. Los amaños. “Hay mafias peligrosas y los jugadores son muy vulnerables. Vienen, te dicen que puedes ganar 3.000 euros por perder un set y algunos caen. De ese modo, pueden compensar sus muchos gastos. Las apuestas deberían desaparecer en el nivel no profesional, de futures. Estamos adheridos a organismos internacionales como la TIU. Con más dinero para ayudar a los jugadores también evitaríamos estas cosas. Se sentirían más apoyados”, refiere.

Otra ambición de Díaz es frenar la sangría de fichas. “Estamos en 88.000 con un 35% femeninas, pero en cuatro años han caído por la crisis y la competencia del pádel. Nuestro proyecto ‘Tenis amateur’ pretende popularizarlo”, explica el madrileño, y da un consejo: “Disfrutemos del momento”.

Contrato para obligar a los tenistas a defender a España

Miguel Díaz tiene mucha fe en la Quinta del 97 como relevo. Jugadores que ahora tienen 19 y 20 años y que, tres de ellos, se proclamaron campeones de la Davis júnior en 2013. Son los valencianos Pedro Martínez, Carlos Taberner y Bernabé Zapata, el mallorquín Jaume Munar y el barcelonés Álvaro López San Martín. A ellos también se les están otorgando becas, de ese remanente de 250.000 euros, para labrarse camino en el tenis profesional. Pero están obligados a firmar un contrato para defender a España internacionalmente. Se quiere prevenir futuras espantadas. Por detrás, vienen Nicola Kuhn y Alejandro Davidovich (17 años). En chicas, confía en la explosión de Paula Badosa, en Eva Guerrero o en Paula Arias.