Orantes contra Francia: "Salí a hombros de aquella eliminatoria"

Manuel Orantes (Granada, 5 de febrero de 1949), una de nuestras grandes leyendas de la raqueta, siempre ha tenido una relación especial con la Copa Davis, competición en la que ha actuado como jugador y capitán. En ambos casos con equipos muy alejados del nivel que ahora luce España, conjunto más laureado en lo que va de siglo con los títulos del 2000, 2004, 2008, 2009 y 2011. Disputó un total de 38 eliminatorias, con un balance de 60 triunfos y 27 derrotas (39-19 en individuales y 21-8 en dobles), incluida la segunda final malograda en Australia.

“La Davis es especial. En aquellos años era el torneo más importante junto a los Grand Slam y para nosotros era un cambio grande. Ahora, por suerte, cada tenista viaja con su entrenador o equipo técnico, pero entonces siempre viajábamos solos. En la Davis el capitán venía con nosotros y a veces incluso jugábamos algún torneo preparatorio sobre la superficie de la eliminatoria. Lou Hoad, el técnico y excapitán de Australia, nos ayudaba a veces. La Federación le contrataba y estaba con nosotros quince días o así”, recuerda. Y como había menos torneos... "Nos concentrábamos antes y preparábamos cada eliminatoria casi dos semanas. Para la final del 67 en Australia, estuvimos allí casi un mes”.

Ante una temible Francia, frente a la que España tenía entonces un balance positivo de 2-1, Orantes tomó con gran éxito el liderazgo del tenis español. De su poderosa zurda salieron los tres puntos decisivos y la remontada tras la derrota inicial de Gisbert ante Jauffret. Superó fácil a Proisy (6-1, 6-2, 6-3) para igualar el duelo. Y en el doble, España tomó ventaja tras un duro encuentro frente a Barthès y Jauffret, que se decidió en cuatro sets: 6-3, 4-6, 6-3, 6-2. “Gisbert y yo nunca perdimos un doble en Copa Davis de los doce que disputamos”, subraya. Y añade: “Además, también ganamos el primer Master que se celebró en Estocolmo”.

“Aquella Francia tenía un buen equipo y sabíamos que la eliminatoria sería bastante apretada. Bartrolí esperaba que yo pudiera liderar el equipo y que Gisbert, que en la Copa Davis siempre se crecía, pudiera ganar algún individual si yo no conseguía ganar alguno de mis partidos… Pero sabíamos que teníamos la ventaja de jugar en casa, que ya entonces te daba un plus…”. Y así fue.

La denominada “pista talismán” del RCT Barcelona acabó pesando en el definitivo cuarto punto. “Jauffret era muy duro… Llegamos al quinto set y me tuvo con 5-3 a su favor. Entonces el público se volcó por completo conmigo y eso me permitió hacer cuatro juegos seguidos y sellar la victoria (6-4, 7-9, 6-4, 5-7, 7-5)”. “Fue muy emocionante. ¡Acabaron sacándome a hombros! Conservo con cariño un álbum de fotos de aquella eliminatoria que me regaló un fotógrafo de Barcelona”, finaliza.