Nick Kyrgios, el 'bad boy' australiano, sigue soliviantando al circuito y aflojándose el bolsillo para pagar multas. La última, de 1.500 dólares por calificar como "una pista de mierda" la superficie en la que tuvo que jugar el lunes contra Andreas Haider-Maurer. No se quedó ahí. Calificó al Masters 1.000 de Shanghai como "un circo", se quejó de la lentitud de los niños recogepelotas y denunció que "los cámaras hablan entre puntos". En eso tenía razón. Uno de ellos fue expulsado. "No verán nunca a Roger (Federer) o Rafa (Nadal) jugando en una pista con estas condiciones", siguió luego en rueda de prensa.

Kyrgios, de 20 años, está causando auténticos quebraderos de cabeza a la ATP. Si ya no gustó la forma descarada de celebrar puntos cuando derrotó a Rafa Nadal en Wimbledon 2014, mucho menos el incidente que protagonizó en agosto en Canadá, cuando le dijo a Wawrinka durante un partido: "Kokkinakis se ha acostado con tu novia. Lamento decírtelo, compañero". También fingió dormirse en un cambio durante el US Open. La ATP le multó y le amenazó con una suspensión de 28 días que podría ser levantada si no vuelve a quebrar el reglamento. Parece dificil.