Muguruza ante Bacsinszky para ganar un título de los grandes

Una durísima semifinal de dos horas y 13 minutos ante Agnieszka Radwanska depositó a Garbiñe Muguruza en su segunda final en una semana, justo después de Wuhan. Al batir a Radwanska (octava del mundo y reciente campeona en Tokio) por 4-6, 6-3 y 6-4, la tenista de Caracas se plantó en la final del Premier Mandatory de Pekín (10:00 horas) ante la suiza Timea Bacsinszky, a quien Garbiñe venció este mismo año en Australia y Wimbledon: 2-0 en total. Si Muguruza gana el título pequinés, se quedará a un solo punto de igualar a Maria Sharapova en la tercera plaza del ránking mundial.

Muguruza mandaba por 5-1 en el set final y dispuso de punto de partido con 5-2, pero Aga Radwanska se recuperó hasta 5-4 y saque: ahí, la presión se hizo valer ante la polaca de Cracovia, Muguruza controló desde el fondo, justo cómo le exigía su entrenador, Sam Sumyk, y todo concluyó con el billete de la española para la final ante Bacsinszky: hija de padre rumano, Igor (entrenador y del que literalmente huyó) y de Suzanne, una dentista húngara.

En 2013, Bacszinszky aun llegó a trabajar como camarera en un hotel de montaña. Y en Pekín, Muguruza visita la bañera de hielo entre partido y partido, a causa de su lesión de tobillo. Garbiñe apareció en la Diamond Court, la Pista Central del National Stadium, con muslera en la pierna derecha y aparente limitación en movilidad y flexiones. La temperatura bajó a 13 grados... y Radwanska se adelantó con 0-2. Muguruza pasó a tirar con todo (43 golpes ganadores por 24 de Radwanska) y Garbiñe impuso el 4-2. Radwanska se aplicó para sacar a Muguruza de su zona de confort: angulaciones y bolas cortadas. Garbiñe, con “cara de póquer” (diría ella misma) se desequilibró y la polaca se adueñó del set inicial.

Sumyk. Al fin de la primera manga, Garbiñe llamó a su técnico, el francés Sam Sumyk... y pidió que las cámaras se alejaran de la conversación. Tras la charla, Muguruza empezó a mezclar golpes, cambió el ritmo y varió muestrario. Así, Garbiñe tomó la iniciativa táctica, sorprendió a Radwanska, y un demarraje en 3-1 la guió hasta cerrar el segundo set: 6-3.

Muguruza cañoneaba a Radwanska, elástico muro ambulante que desea bajar la bola con su tenis espacial, de ángulos y rodillas flexionadas. Con poderío nuclear en el revés, Garbiñe tiroteó a Radwanska y escapó con el 5-1. Radwanska acortó: 5-4. Sumyk pidió a Muguruza “control desde el fondo”, Radwanska sintió la presión... y hoy, el poderío de Muguruza choca con la inteligencia astuta de Bacszinszky.