Rafa Nadal derrotó a Roger Federer (5-7, 6-4 y 6-3) en su 31º duelo entre ambos (21-10 para el español) y se metió en las semifinales del Masters de Cincinnati. Una victoria que le coloca, tras a las derrotas de Djokovic y Murray, más cerca del número dos del mundo, que logrará si gana el torneo.
Y eso que el comienzo fue claramente para el suizo. Gracias a certeros saques, a Federer no le costaba tomar la iniciativa y solucionar sus servicios sin problemas, hasta el punto de que Nadal no disfrutó de ninguna bola de break en la primera manga. Aún así, y a pesar de que se le vio jugar excesivamente desde el fondo, el español aguantó su saque hasta plantarse en el undécimo juego con el partido igualado (5-5). Pero fue en ese juego donde el suizo aprovechó su segunda oportunidad de rotura para colocarse 5-6 y rematar el set con su saque (5-7). Federer había puesto una marcha más (se anotó 12 de los últimos 15 puntos de este primer set). En el segundo, Rafa pareció ganar en intensidad y logró, 2-1 arriba, tener sus dos primeras bolas para romper el saque del suizo, que, sin embargo, no pudo aprovechar. Sí que pudo levantar el 0-30 con el que Federer volvió a amenazar su saque con 3-3 en el marcador, algo que pareció dar confianza al de Manacor, aunque seguía sin saber, salvo algún globo genial, cómo superar las amenazantes subidas del suizo a la red. Por eso, cuando se apuntó con su servicio el 5-4 del segundo set que le daba algo de aire, se escuchó por primera vez su tradicional “Vamos”, que gritó aliviado. Al resto, y con Federer cometiendo sus primeros errores de bulto del partido, Nadal cerró la manga en el segundo set-ball que disfrutó. Ahí se acabó Federer y Nadal tomó el mando, que se acentuó tras romper el servicio del suizo en el segundo juego y colocarse con un claro 2-0. Federer le puso casta, sobre todo a la desesperada, restando con 5-3 a favor de Nadal, pero la magia, esa que desplegó en el primer set había desaparecido. Rafa finiquitó y se queda más cerca del número dos del mundo, tras la derrota de Murray a manos de Berdych. Lo logrará si levanta el trofeo en Cincinnati, algo que nunca ha conseguido.