Tommy Robredo cerró su triunfo en el ATP 250 de Umag y mirando a la grada levantó dos dedos: dos son los triunfos que lleva ya este año, tras el de Casablanca. Parecía casi un imposible su retorno a la élite. Con 31 años, después de reinventarse tras una tortura en forma de lesiones que le hicieron comenzar el año como 114º y le tenían 470º hace 14 meses, en la tierra croata acabó con la gran racha de Fabio Fognini.

Primero, le endosó un rosco (6-0) en 20 minutos y después, tras un carrusel de roturas de servicio en los cuatro primeros juegos, se disparó hacia la victoria tras quebrar para 5-3 y sacar con seguridad para llevarse el partido (6-3 en el set final).

No era fácil la tarea de Robredo, que llegaba instalado ya en el puesto 28 de la ATP y hoy subirá más escalones, porque Fabio Fognini (26 años y 19º del mundo) venía de dulce: de ganar 13 partidos seguidos lo que le había valido los dos primeros títulos de su carrera en Stuttgart y Hamburgo. El discípulo del español Josep Perlas, que está domando el carácter ciclotímico del italiano como ya hizo con Nicolás Almagro o Janko Tipsarevic recientemente, se ha destapado como uno de las sorpresas del curso. Pero frente él se encontró a un perro viejo que firmó sólo 14 errores no forzados y metió 22 winners por los 31/9 del transalpino. Un perro viejo que muerde como un cachorro.