El sábado, David Ferrer dijo: "Rafa Nadal no es una máquina y puede perder". Pero el mallorquín sí fue ayer una máquina implacable que no perdonó el más mínimo error a su rival para batirle por 6-2 en el primer set en sólo 39 minutos. El alicantino sí le plantó cara en el segundo, en el que llegó a ir ganando 4-2, pero volvió a perder: 6-4. Y sexto título en el Godó para el número uno.

En el primer set Rafa fue por la vía rápida y se colocó en un claro 4-1 tras romper el servicio de Ferrer en el tercer y quinto juegos. El de Jávea reaccionó y rompió el servicio de Nadal en el sexto. Una nueva rotura del mallorquín en el séptimo y una remontada de un 15-40 en el octavo, le sirvió para ganar la manga inicial.

Nadal siguió mandando en el segundo y se colocó 2-0 tras un break en el primer juego. Pero Ferrer sacó fuerzas y empezó a controlar la distancia para romper el servicio de Nadal en el cuarto y sexto juegos colocándose en 4-2 a su favor.

Sin aliento.

A partir de ahí el partido entró en una fase durísima donde cada punto se luchó de manera increíble. Nadal recuperó el servicio en el séptimo juego y tras varias ventajas e igualadas lo mantuvo en el octavo (4-4). Ahí acabó la resistencia del levantino que veía cómo Nadal le rompía de nuevo el servicio y se imponía por 6-4 después de dominar cuatro juegos consecutivos.

Era el sexto título de Nadal en Barcelona en siete años y su dominio es incontestable. No perdió un solo set en sus cinco encuentros y el balance global en el torneo es de 30 victorias por una derrota, sumando con la de ayer la 29ª consecutiva.

Realmente Ferrer fue un digno rival, pero la de ayer fue su tercera derrota en una final en el Godó frente a Nadal después de las de 2008 y 2009. En 11 enfrentamientos en tierra sólo le ha ganado uno.