De Xavier Malisse, el número uno belga, dice Rafa Nadal que "tiene un talento que no se refleja en el ránking" y que "ha tenido mala suerte con las lesiones". El líder del primer rival de España este año en la Davis, que se enfrentará este viernes a David Ferrer a partir de las 14:30 si las molestias en el cuello del de Jávea lo permiten, tiene una derecha de plomo. Pero también una cabeza que se cortocircuita.

El mismo Ferrer puede dar fe de ello. Masters 1.000 de Miami 2005. Segunda ronda. Bola polémica. El belga se vuelve loco: lanza una pelota a la jueza de línea, la golpea en el brazo, patea la silla, destroza la raqueta... La ATP le castigó con cuatro semanas de suspensión. Por entonces era número 36º del mundo, ahora se encuentra en el 51º ya con 30 años. Fue novio de Jennifer Capriati, un juguete roto, y llegó a disputar las semifinales de Wimbledon 2002. Un tenista que debía haber dado más.

En 2009, también fue suspendido por la ITF con un año por saltarse un control antidopaje y no comunicar su dirección en dos ocasiones, pero le fue levantado el castigo por defectos de forma. Así es Malisse, que este año vive una segunda juventud tras disputar la final de Chenai (India) contra Wawrinka y que adorna su palmarés con dos títulos en Delray Beach y otro en el torneo indio. Un volcán que debió explotar más su juego. La esperanza de una Bélgica que completa su cuarteto con Ruben Bemelmans, Olivier Rochus y Steve Darcis.