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Un Clásico sin su motomami es menos Clásico

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Crudo, a lo sashimi, como dice Rosalía en su Motomami. El Clásico sorprendió con sus alineaciones y dejó frío al mundo con su primera parte. Templada, falta de ocasiones, con dos equipos que no eran capaces de imponer su juego. Hubo imprecisiones y, parecía, poca sangre. Como si la undécima edición del partido femenino de fútbol entre Barcelona y Real Madrid no fuera con ellas. Sí iba con 5.569 personas que se congregaron en un Johan Cruyff con nuevo récord de asistencia. Quién sabe cuánta afición habría acudido al Camp Nou si este se hubiera abierto ayer para la ocasión. Hoy, si embargo, acoge la final de la Kings League...

El caso es que en las gradas del feudo blaugrana observaba el choque, atenta, una Alexia que se perdió su tercer Clásico esta temporada. Hasta su lesión había jugado todos. Y su ausencia se nota. Lo nota el Barça. Por sus ocho goles al Real Madrid. Lo nota el fútbol. Por su juego por dentro. Por destreza por fuera. Por eso de ser la mejor del mundo. La auténtica motomami. El Barcelona ofreció una de sus peores versiones y a punto estuvo el equipo blanco se celebrar por primera vez un resultado positivo ante las culés. Las de Toril hincaron la rodilla cuando ya casi nadie esperaba que pasara algo en un partido en el que no pasó casi nada. Ni siquiera se dieron los clásicos piques entre Athenea y Rolfö. Aunque ambas acabaron siendo protagonistas: una hizo un penalti y la otra lo marcó...