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La otra noche el fútbol me salvó la vida

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La otra noche una camiseta del Murcia me salvó la vida. En realidad (que suene ese ochenterísimo Last Night a DJ Saved My Life de Indeep), fue hace años, bastantes, demasiados. Pero el regalo insospechado de una preciosa casaca grana, con su CajaMurcia y su escudo con siete coronas, de dos amigos pimentoneros muy queridos en un momento complicado de mi relación con el fútbol (¡y con todo lo demás!) me devolvió la ilusión por este deporte tan inaprensible como arrollador. Lejos de casa, a punto de tomar una decisión sobre mi futuro, con Sarrià recién derribado, el amor por los colores de unos locos geniales me sacó del hoyo, me hizo entender en positivo la pasión por el fútbol.

Este año mi equipo está en Segunda, sufriendo por volver a la élite que le corresponde por su historia. Y es jodido y frustrante cuando las expectativas no se cumplen, cuando el equipo renquea, cuando tienes que levantar el ánimo a tus hijos pericos sin acabar de creértelo ni tú mismo. Todo hincha tiene periodos de bajón en la relación con su club, semanas en las que quemarías la bufanda, en que necesitas salir del bucle. Súmale a eso la constante riña mediática, la mala fama social del balompié, que hasta se prohíbe en los patios del colegio por estigmatizante, la violencia en agresiones y reyertas con eco futbolístico. Como Pepe Sacristán en aquella peli de Colomo: Estoy en crisis. Con el fútbol. O eso creía.

Es verdad que escribir esto después de que mi equipo, el Espanyol culmine (sin merecerlo ni tirar a portería en 90 minutos, eso sí) la remontada más tardía (minutos 97 y 99) de la historia del fútbol español (lo dice Mr. Chip), es más fácil, pero esa victoria es un alivio momentáneo, un rescate que solo dura hasta el próximo partido. Necesitaba una vitamina más profunda.

La otra noche mi pasión volvió a salvarme la vida gracias a una reflexión a contracorriente, esperanzadora, de mi amigo Yayo sobre su hijo Guille, un zagal que juega en el equipo cadete del Real Murcia: “El fútbol le está haciendo un tío fantástico”. Y yo recuperé una camiseta que cumple 25 años.

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